Sigo con la crítica... I'm sorry!
¡Buenos
días! Escribir esta frase se está convirtiendo en una costumbre fantástica para
iniciar la jornada con una dosis extra de energía. ¡Me encanta sentarme delante
del ordenador de madrugada y dejar fluir las palabras! Aunque he de confesar
que hay días en los que se me atragantan y la inspiración se niega a acudir.
Ayer
os hablé con nostalgia y con una mirada crítica a través de mis recuerdos y los
cambios de fisionomía que se han producido en mi ciudad durante los últimos
años. Ahora me gustaría comentaros las impresiones que saqué ayer por la noche del
programa Salvados de la
Sexta. Me gusta mucho la manera en la que Jordi Évole encara
los temas y nos ofrece opiniones desde diversos ángulos.
Uno
de los entrevistados de ayer era Santiago Niño Becerra, un catedrático de
estructura económica de la Universidad Ramón Llull de Barcelona, que aportó
unas ideas bastante acertadas, desde mi punto de vista. Su sugerencia en el buzón
de qué haría yo si fuera presidente consistía en formar un gobierno de concentración
nacional formado por técnicos que aportaran una solución real a la situación.
¡Pues
estoy de acuerdo con él! ¡Basta ya de peleas entre políticos, de desprestigiarse,
de agarrarse al poder! Creo que la manera de ver la política de hoy en día sólo
nos están acabando de hundir. Si para ocupar un puesto en una empresa te piden
calificaciones y estudios, ¿por qué vale cualquiera para ser presidente del
gobierno? ¿No deberíamos pedirle también una licenciatura, idiomas, informática
y todos los masters necesarios para dirigir un país? ¿No nos lo piden a
nosotros cuando nos entrevistamos para cualquier empleo? ¿Acaso no debería
España exigir que sus dirigentes tuvieran estudios y experiencia además de
carisma?
No
sé, en este momento el país realmente no va bien y estoy convencida de que los expertos
en materia económica deberían ser los que lideraran las acciones necesarias
para intentar reconducir la situación. Además , lo que apuntaba Niño Becerra
tiene sentido: dejemos a un lado las ideologías políticas por un tiempo, unámonos
(la unión hace la fuerza, no lo olvidéis) y trabajemos todos a una para salir del
agujero. ¡Ya tendremos tiempo de volver a creer en un lado o en otro!
A
mí me encantaría ayudar a todo el mundo, que mis palabras lograran arrancar
sonrisas a los que más lo necesitan y, sobre todo, que nos diéramos cuenta a la
vez de la necesidad imperiosa de buscar la manera de unirnos y no de atacarnos,
porque esa manía del género humano de batallar por el poder es algo que acaba
destrozando a muchos por el camino.
Pero
venga, lo mío siempre es mirar el vaso medio lleno, ¿no? Pues vale, vamos a
pensar que a pesar de las dificultades tarde o temprano vamos a levantar la
cabeza y que entre todos podemos lograr avances personales que ayuden a otras
personas y que siempre hay luz al final del túnel.
Así
que vamos a intentar continuar con la rutina de levantarnos y agradecer todo lo
que se nos ha concedido, vamos a intentar ser personas solidarias con quien más
lo necesita y ayudarles con lo que tengamos cerca, aunque sólo sean palabras de
consuelo o cederles nuestro hombro para dejar salir la desesperación o
prestarles nuestros oídos para escuchar todo lo que les quema por dentro.
¡Vamos
a lanzar un nuevo globo sonda! ¡Uno grande y potente que llegue a oídos de los
políticos! ¡Uno que les haga entender que ha llegado el momento de unirse y
buscar soluciones! ¡Y también mandaremos un globo sonda de optimismo a todos
aquellos que lo necesiten!
¡Pasad
un gran día!
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