Algunos cambios
¡No
me atrevo a decir buenos días! ¡Qué manera de llover! Tengo unas ganas de que
salga el sol… ¡Llega el fin de semana! ¡Y queremos pasear! Ufff, con lo poco
que me gustan a mí los días lluviosos,…
Siempre
me he sentido apagada cuando la atmósfera exterior es densa y gris, es como si
las nubes bajaran hasta mi cabeza y le taparan su propia luz. O como si el
clima me abocara a sentirme más apática y sin tanta energía como los días
soleados y luminosos, aquellos que me encienden la corriente de ilusiones y alegrías.
Espero
que durante el día de hoy pueda encontrar la manera de vencer esa niebla y
dedicarme al manuscrito. ¡Que se me tira el tiempo encima! ¡Y necesito encontrar
la manera de acabar esta maldita corrección! Pero si el día es gris y apagado….
¡Con lo que a mí me gusta coger el portátil y salir al aire libre! ¡Escribir en
un banco del parque! ¡En una hamaca! ¡En una terraza de un bar! No sé, quizás
debería plantearme irme a vivir a un país tropical….
Desde
que empecé a creer que todo era posible, que sería capaz de escribir y llegar a
publicar mis escritos, que todas aquellas historias que invadían mi cabeza
desde pequeña debían ser plasmadas en un libro que apareciera en varias
estanterías, he vivido en una montaña rusa de emociones. Pero lo que siempre me
ha acompañado ha sido la felicidad que me aporta sentarme y permitirles madurar
a los personajes que me acompañan.
Ayer
un compañero de trabajo me ayudó creándome un pequeño programa para comprobar
que los nombres de los personajes de mi última novela cumplieran unos
requisitos establecidos en la narración.
¡Encontré
algunos que no los cumplían! ¡Y he tenido que cambiarles el nombre! No os podéis
ni imaginar el shock que eso supone para mí. Yo les he cogido cariño con un
nombre y un apellido, para mí tienen identidad propia y ya los bauticé. Así que
el ritual para enterrar sus nombres antiguos y darles unos nuevos fue un poco
traumático.
Parece mentira cómo la historia de una novela
escrita por ti puede convertirse en algo tan tuyo, tan integrado en tu
interior, tan querido. No me ha costado nunca cambiar párrafos o anular
descripciones o dar un giro a las palabras para que la prosa fluya con
facilidad. Pero cambiarle el nombre a los personajes,… O eliminar una escena,…
O matar a algún personaje principal…. ¡Es como si me arrancaran una muela!
Pero
como el lema de este blog es encontrar siempre la parte positiva de las cosas,
pues vamos a intentar ver el baso medio vacío: le he cambiado el nombre a
algunos personajes, pero eso sólo les afectará a las personas que han leído el
manuscrito tal como estaba anteayer, ¡y no son tantos! Bueno, y a mí, que les
seguiré llamando por el nombre antiguo, jajaja. Y como es la primera novela de
una serie de cinco, pues me voy a tener que acostumbrar a los nuevos, ¡y eso me
va a costar un montón!
Otra
parte positiva que le encuentro a la situación es que como mínimo he conseguido
corregir algo importante, porque nunca se sabe si hay alguien dispuesto a
comprobar cada uno de los nombres. ¡Así que gracias a mi agente por hacerme
volver a mirar el texto! ¡Me he estrujado tanto las neuronas para encontrar
fallos que he encontrado unos importantísimos!
Y
claro, lo mejor de todo es que ahora ha quedado perfecto en cuanto a unas
variables que antes estaban desenfocadas. ¡Así que doble ración de positivismo!
Bueno,
¡basta por hoy! No sé si la entrada es demasiado buena, ¡es culpa de la lluvia!!!!!!
¡Pasad
un buen día!
Pat, no sé si se puede explicar, pero la curiosidad me puede. ¿Qué significa "requisitos establecidos en la narración"?
ResponderEliminarSupongo que te refieres a La Baraja, ¿no?
Lluviosos saludos!!
Hola José Antonio! Pues tu intuición es cierta, pero como últimamente he leído que vale más ser precavido y no explicar demasiadas cosas de la trama, luego te mando un mail y te lo cuento.
ResponderEliminarEspero que pases un feliz fin de semana! ¡Y que la lluvia no nos lo amargue!!!
¡Lluviosos saludos para ti también!!!!
pues yo tampoco lo entiendo, Pat, ¿requisitos, los nombres de los personajes? Nunca había oído nada parecido. La curiosidad me puede, grrr...
ResponderEliminarA mí también me ponen triste los días de lluvia, pero entonces vengo a leerte, y recupero la sonrisa.Me siento tan bien cada vez que visito tu blog!
Besos, Pat, y gracias por recordarme siempre que tengo motivos para seguir siendo positiva.
¡Hola Bea! Pues no te puedo contar nada... ¡A José Antonio sí porque ha leído la novela! Pero si algún día llegas a leerla ya lo entendrás, auqnue me ha costado un mundo llamarles distinto a mis personajes...
ResponderEliminar¡A ver si se va la lluvia y brilla el sol!!!!
¡Un beso!