¡Prueba superada!

11:11 Pat Casalà 0 Comments


            ¡Prueba superada! ¡El Roly-Poly ya está en el saco! Algunos de vosotros habéis asegurado que no se os da bien el baile, pero yo os prometo que con un poco de constancia es algo que tarde o temprano se aprende. Y las satisfacciones que logras con el movimiento rítmico, pensando únicamente en los pasos durante una hora y aparcando tus preocupaciones y desvelos, es la mejor terapia del mundo. Como mínimo lo es para mí, ¡durante esa hora no pienso en nada más! ¡No le doy vueltas y más vueltas a otra cosa que no sea la coreo! ¡Y eso es un lujo! Incluso los pasos me sirven en las noches de insomnio, que en mi caso son muchísimas. Los repaso mentalmente en plan las ovejitas y al final me acabo durmiendo y con un regusto ilusionado.
            Hoy me he levantado con cantidad de energía, aunque las agujetas han hecho presencia en los músculos que no solemos utilizar en la clase de baile y el Roly-Poly ha sacado a relucir. ¡Tengo tanto que hacer! Como mis dificultades con el sueño me proporcionan una gran ventaja (me despierto tan pronto que consigo unas horas de tranquilidad absoluta) y el silencio es mi mejor aliado a la hora de escribir, si alguien me habla cunado estoy enfrascada en un escrito le gruño, he desayunado en la barra americana de mi casa de la montaña, he preparado el desayuno para el resto de la familia y un invitado de mi hijo mayor y me he entado en mi sillón del IKEA dispuesta a aporrear el teclado mientras acabo la segunda corrección de La Baraja que empecé hace dos semanas.
            El desayuno ha sido súper inspirador. ¡Me encanta desayunar sola con mis pensamientos! Mientras el café riega mi estómago y unas rebanadas de pan con tomate lo acompañan, puedo ir despertando mis neuronas y ponerlas a funcionar a pleno rendimiento. Esta casa tiene la parte de abajo tipo loft, pero en pequeño. No tenemos mesa de comedor, la barra americana en forma de L se divide en una parte alta tipo bar y una baja tipo mesa. Yo desayuno en la parte alta, junto al reloj de pared que me regalaron mis padres una navidad, un reloj que está lleno de latas Cambell de color blanco y rojo, a juego con la pared carmín que tengo enfrente, con el mapa enmarcado de La Cerdanya y el termómetro de madera con una vaca encima.
            Ahora estoy frente a la chimenea apagada. ¡Ya vino el deshollinador! Así que si finalmente este fin de semana refresca como han anunciado podré ver las llamas danzar dentro de ella. ¡Es tan maravilloso el crepitar de los troncos al prender! ¡Y tan bonitas las figuras que las llamas ofrecen al son de un viento invisible que las atusa!
            Cuando acabe de escribir esta entrada me voy a meter de lleno en la novela, a ver si esta vez logro darle una consistencia capaz de alentar a alguien a comprarla, aunque os diré que dudo un poco de mí misma, ¡son tantos los años de aprendizaje! ¡Y tanto lo que me dijeron que me quedaba por aprender! Espero que esta vez el esfuerzo me lleve donde me gustaría, pero si no es así volveré a empezar y listos.
            A mí me encanta escribir en silencio y si puede ser al aire libre, con el sol acariciando mi piel. ¡Es tan inspirador el sonido de un día soleado! ¡Casi puedo oler las palabras en la atmósfera! Es como si vinieran a mí solas y se condensaran rápidamente en los párrafos. Por eso voy con mi pequeño portátil a todas partes y lo abro en cualquier momento para proseguir con la trama. ¡Eso me ha costado una lesión en la mano que me van a tener que operar! De hecho el médico me ha desaconsejado que escriba medio estirada en una hamaca o en un sillón y, sobre todo, en un ordenador tan pequeño. ¡Pero es mi manera de hacerlo!
            No sé escribir con un guión ni con apuntes ni con nada, lo mío es ir vistiendo la historia a medida que avanza. Me siento delante del teclado y escribo. Lo único que sí hago es tener una idea y muchísima documentación del tema almacenada en una carpeta del ordenador. Pero mi manera de documentarme es una búsqueda exhaustiva por Internet, una lectura en diagonal y un corta y pega. Luego, cuando estoy metida de lleno en la trama y sé qué necesito me leo la parte que me interesa y me la estudio. También suelo ver vídeos de la época a tratar si es antigua o leer manuales o enciclopedias de temas esotéricos para almacenar ideas que prenden en un momento dado.
            ¡Espero que paséis un domingo genial! 

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