Modo automático

7:07 Pat Casalà 0 Comments

¡Buenos días! Tengo la cabeza llena de ideas, con mil cosas que me gustaría hacer y ninguna en la que centrarme. ¡Necesito vacaciones! Jejejeje, es la mejor manera de desconectar y serenarse…
Al mirar por la ventana me encuentro un día gris… Uffff, con lo poco que me gustan las jornadas tristes. Sacudo la cabeza, me deshago de las malas vibraciones, suspiro y regreso frente a la pantalla para captar mi estado anímico en las palabras.
Escribir en un blog cada día a veces es difícil. Hay mañanas que mi cabeza está en punto muerto o perdida en algún lugar donde no encuentra inspiración para redactar una entrada coherente. Otras que tengo ideas dispares que no llegan a conectarse. Por suerte la mayoría me centro lo suficiente para hablaros con propiedad de algo intenso.
Hoy estoy en modo automático. Tengo demasiadas cosas en la cabeza para decidirme por una, así que voy a dejarme llevar por la intuición y a permitir que el subconsciente se apodere de las teclas.
Cuando era joven me encantaba estudiar fenómenos paranormales, intentaba comprender cómo se producían. Una de mis ocupaciones favoritas era la de perderme en librerías que se especializaban en volúmenes de esa temática. Me encantaba buscar pequeños tesoros para devorar por las noches y encontrarle un sentido a algo que evidentemente no lo tiene.
Quizás por eso mis primeras novelas se nutrían de esos años en los que estudié infinidad de disciplinas. Incluso tengo una enciclopedia de temas relacionados con el ocultismo en casa.
Con los años he entendido que la naturaleza ofrece fenómenos inexplicables, pero que normalmente existe una manera de racionalizarlos. Aunque si existieran de verdad y tuviera que elegir un don sería sin duda el de Marta Noguera… Ver el futuro, saber qué va a pasar, prepararme para lo malo y absorber hasta la última gota de felicidad de lo bueno…
Ahora he dejado la fantasía para centrarme en temas de actualidad, algo más palpable, más real, más cotidiano. Es curioso cómo las experiencias juveniles nos alcanzan en algún momento. De repente salen a flote aquellas lecturas de historias de amor que tanto me atrapaban, aunque a medida que avanzan los años tengo claro que no me van algunas de las premisas de aquellos libros.
Quizás de aquí unos años escriba sobre oficinas llenas de gente agradable…
¡Feliz día! J

   

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