CDTEAT y UUDC
¡Buenos días! La lluvia me apaga y consigue traerme notas de
tristeza, de apatía, de pocas ganas de hacer cosas. Aunque hoy tengo la agenda
llena, sin casi huecos y deberé encontrar la manera de levantar el ánimo para
abarcar mil obligaciones.
Llevo un par de meses dispersa en la escritura. No logro
avanzar a mi ritmo normal ni conectar con la trama de manera continua, lo hago
a trompicones, en instantes puntuales, como si llegar a la cima de la inspiración
para precipitarme después en el abismo de la ausencia de creatividad.
Supongo que tarde o temprano lograré darle el impulso necesario
a la novela para terminarla. Estoy a la mitad, me queda un esfuerzo final y
concederles a los amigos de Ford Lucas una despedida a la altura. Quizás en el
Maggi’s, bailando canciones de los setenta al ritmo de la música reproducida
por la máquina de canciones antigua de color rojo…
A veces releo partes de las otras cinco historias y recupero
esa conexión con Julia, Zack, Kristie, Luke, Dennis, Steff, Swan, Penny, Ethan,
Wyatt, Austin, Bryan, Terry, Lisa, Rob… Son un grupo de personas muy
importantes para mí. Quizás por eso mi mente no colabora y termina la serie
para siempre. Así seguimos en contacto.
Ayer la editorial Red Apple anunció la publicación de Cada día te espero a ti con un trocito
de la novela que me encanta. Si os apetece descubrirla solo tenéis que ir a la
página de Facebook de la editorial (enlace) y leer ese trocito. Es cuando se
descubre qué significan las sigas que Julia utiliza siempre para llamar la
atención de Zack. CDTEAT.
También me gustaría deciros que mañana a las 18:00 termina el
plazo para apuntarse al sorteo de un ejemplar de Un último día conmigo, junto a una chapa y un marca páginas, y otro
de Rumbo a ninguna parte, junto a su
marca páginas (enlace).
Os voy a dejar un trocito de Un último día conmigo para abrir boca. La novela es preciosa, llena
de sentimientos. ¿Puede una persona infeliz darse cuenta de por qué y dejarse
llevar sin perder su identidad? Lúa es racional, contiene sus emociones, piensa
antes de actuar, no se deja influenciar por la situación. ¿Podrá Matt romper
sus barreras? ¿O terminará dándole otra oportunidad a Cesc?
Podéis echarle un vistazo a esta escena para atisbar un
poquito de Lúa y de Matt.
Detiene
el coche, levanta las manos del volante, se gira y me mira con rabia en los
ojos.
—Somos de
carne y hueso —musita acercándose a mí—. Sentimos. —Coge mi mano derecha y la
coloca sobre su pecho para que sienta su corazón—. ¿Lo notas? Va acelerado por
ti.
Avanza la
cara hasta quedarse a dos centímetros de la mía.
Tiemblo,
no controlo el movimiento involuntario de mis piernas ni el calor que me abrasa
ni el deseo abrupto de besarle. Su aliento me acaricia la cara mientras sus
manos me abrazan por la cintura, ávidas de unir nuestros cuerpos.
—Solo
tienes una opción para dejarte ir —musita—. No vas a pasarte la vida con miedo
a lo desconocido. Bésame.
No puedo.
Cierro los ojos un segundo, atacada por las mil razones obvias por las que
debería apartarlo de mí. Le miro ansiosa por besarle, pero sé que no debo, no
es el momento, no sin antes decidirlo como se debe.
—No
insistas Matt —digo apartándolo otra vez de mí.
—¡Joder!
—Le da un golpe al volante—. Tía me rindo. ¡Que te jodan!
Sube el
volumen de la música y conduce el resto del camino en un tenso silencio.
¡Feliz día! J
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