Sensaciones epidérmicas
¡Buenos días! Hay momentos en la vida en los que necesito
rebajar la intensidad de mis sentimientos antes de enfrentarme a darles salida
en el papel. Me cuesta, soy una persona visceral, con algún pronto y con mucha
empatía con los demás. Me emociono con facilidad, me enciendo con rapidez y hay
situaciones que me duelen en el alma y consiguen mantenerme un tiempo en un
estado triste.
Sin embargo tengo tantísimos motivos para superar los
obstáculos que mi capacidad de disparar sonrisas se ha vuelto perfecta para afrontar
los malos momentos.
Llevo un tiempo escribiendo romántica. He terminado nueve
novelas de este género y estoy con la décima. Me gusta, es una temática con la
que me siento muy cómoda porque tengo una conexión epidérmica con los
personajes, me llenan de emociones y consiguen hacerme regresar a la coraza de
esa jovencita llena de esperanzas y anhelos, con las reacciones de mi cuerpo
ante la atracción, el amor, los desengaños, los buenos y los malos momentos, el
primer beso, la primera vez, las primeras citas…
En toda relación amorosa hay momentos picantes, sensaciones
eléctricas, instantes de respiraciones agitadas, taquicardia, temblores, deseo
y ardor.
Traspasarlas a las páginas de un libro no es sencillo, hay que
encontrar el lenguaje justo para no parecer burda, encontrar la manera de
ponderar también los pensamientos que experimentan los protagonistas, sus
reacciones físicas, sus sentimientos, su ardor, su necesidad.
Para mí son escenas con alto contenido emocional. Requieren
una concentración elevada, un estado empático, un volar hacia el mundo paralelo
para sentir, vibrar y expandir mi cuerpo con las palabras. No basta con
pensarlo, hay que dejar hablar a las entrañas, al alma, a ese hormigueo en la piel
que me llena el estómago de aleteos, a las sensaciones intensas que erizan el
vello de mi cuerpo para hacerme partícipe de las emociones de los personajes.
Son escenas llenas de sensibilidad, de ansiedad, de
expectación. Hay besos suaves, delicados, tiernos. Otros son pasionales, fieros,
viscerales, llenos de tensión. Cada uno requiere una intensidad diferente, un
tono más o menos subido, una preparación acorde con la situación, unos
pensamientos y acciones que allanen el terreno para transmitir la tensión
necesaria.
Cuando escribo primeros besos, escenas de cama o incluso
peleas mi cuerpo se llena de sensaciones, sube la temperatura, se enlaza con
esas eléctricas reacciones de los personajes, las toca, las siente, las vive,
las experimenta como parte de la creación.
Espero lograr el efecto deseado, traspasar al lector esas
emociones disparadas, ofrecerle la ansiedad necesaria para conectar él también
con los personajes y vivir con ellos esas maravillosas experiencias del primer
beso, la primera vez…
¡Feliz día! J
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