Ilusión mañanera
¡Buenos días! La vida te lleva a muchos lugares extraños,
algunos de ellos son incómodos y me dejan un poco descolocada, sobre todo en la
parte profesional, pero otros son maravillosos.
Hay gente que me habla acerca de mis editoriales, de los
fallos de unas y los aciertos de otras, de mis logros y fracasos, de las
lecturas, de los gustos literarios … Pero para mí la esencia de la escritura es
eso, escribir, crear mundos paralelos, incluso vivir en ellos. Y al final lo
importante de verdad es poder darle salida a esas historias, permitir que
algunos lectores se emocionen como yo al leer mis tramas.
Este fin de semana estuve en el VEL (Vigo entre letras). Me
pareció un evento literario asombroso, estaba muy bien organizado, tenía una
forma amena de llevar las mesas, unas moderadoras de esas a las que te apetece
escuchar por su forma tan acertada de tratar los temas y de darle un toque de
humor a la charla en los momentos esenciales, y la compañía fue espectacular.
Es en estos lugares donde siento que mi aportación a la
literatura es bonita. Compartir con los demás la creatividad es una de las
mayores satisfacciones para la escritora que hay en mí y me aporta la energía
necesaria para seguir adelante con una sonrisa.
El día doce de febrero llega a las librerías virtuales El corazón de Aldabia y va a venir
cargado de unas sorpresas increíbles que ha preparado la editorial.
Solo he firmado un contrato de publicación más para este
año, para Cuando el destino nos encuentre.
Y, a pesar de mis múltiples proyectos, no tengo claro si enviaré una nueva
historia para más adelante. De momento voy a centrarme en febrero y mayo,
después el tiempo dirá.
Con ambas novelas la editorial se está volcando y me hace
muchísima ilusión todas y cada una de las sorpresas que está preparando para
las publicaciones.
A veces se trata de eso, de ser feliz con lo que los demás
hacen por ti, mirar la parte positiva de cada una de las acciones de los demás
y disfrutarlas sin esperar nada extraordinario porque esas pequeñas acciones ya
lo son.
Hubo una respuesta de una autora este fin de semana que me
pareció muy interesante. Me reconocí en cuando empezaba, en esa emoción primaria
e idealista de escribir por y para ser leída. Y sí, sigo deseando lectoras,
¡qué escritor no las desea! Pero ahora me da igual el número de lectoras porque
la felicidad la encuentro en el proceso de escritura, en pasarme horas pensando
y creando, en darle vueltas a mis personajes y sentirme parte de ellos.
Ahora disfruto tanto con las lecturas de mis beta, con nuestras
conversaciones, con la forma en la que acabamos de darle vueltas y más vuelas a
las tramas, con esas sonrisas y la complicidad que demuestran. Y después están
los mensajes de los lectores, su cercanía, su ilusión…
¡Feliz día! J
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