Personajes masculinos
¡Buenos días! El fin de semana ha pasado como una exhalación.
Esta vez se ha escurrido entre el descanso, la escritura, la lectura y algunos
paseos en familia.
La semana pasada retoqué mi Web para conseguir poner todas
las novelas en ella. Me encantaría que le echarais un vistazo para darme
vuestras opiniones (enlace). A veces me cuesta encontrar un diseño con el que
me sienta satisfecha, pero esta vez creo que lo he logrado.
Ayer salió una reseña de Nunca
dejes de bailar que me hizo muchísima ilusión. Fue en el blog Between us (enlace) y es precioso ver
cómo Lara consigue traspasar la coraza de los personajes para presentarlos con
tanta precisión.
Si hay algo que me seduce muchísimo de enfrentarme a
reseñas, tanto si son negativas como positivas, es descubrir cómo interpretan
los lectores lo que sucede y cuál es su impresión sobre los personajes.
A veces yo les doy una personalidad muy clara en mi mente,
pero las personas que hablan de ellos han encontrado algunos rasgos que para mí
no eran claros. Al enfrentarme a sus descripciones en muchas ocasiones acabo
comulgando con ellas porque en el fondo de mi corazón encuentro rastros reales
de esas apreciaciones.
Prometeo fue mi primer personaje masculino al que le di voz
en primera persona y me costó un esfuerzo. Meterme en la mente de una mujer no
me cuesta, pero en la de un hombre… Quería hacerlo, encontrar el equilibrio
entre ambos protagonistas y conseguir la misma simbiosis con un hombre que con
una mujer.
Lo logré. Aunque todavía me cuesta a veces seguir
escribiendo en la voz de un hombre en primera persona.
Después de Prometeo vinieron Aladi, Dan, Daniel, Aiden,
Dylan y ahora Lucas… Poco a poco le voy cogiendo el truco a esta nueva forma de
escribir, a la voz del narrador, a la sensación de entrar en su cabeza para
descubrir sus pensamientos más profundos.
Evolucionar es parte del proceso madurativo, tanto a nivel
personal como literario. Este cambio a escribir los personajes masculinos en
primera persona para mí ha supuesto un salto hacia delante porque a pesar de
las dificultades que entraña he conseguido conectar con ellos de una forma más
profunda, descubrir sus miedos, sus alegrías, cada muesca de su alma.
Prometeo fue mi primer desafío. Un hombre con la vida hecha
trizas, sin esperanza, con unas heridas difíciles de suturar y un futuro
aciago. Él me enseñó cómo encontrar el camino para irrumpir en su mente con
todo mi arsenal de palabras y moldearla poco a poco sobre el papel.
Me gusta su evolución en Nunca
dejes de bailar, esa visión a un Prometeo joven y uno más maduro, cómo Maya
afecta a su vida y cómo él afecta a la de Maya. Porque, ¿puede un amor de
juventud condicionar tu futuro?
¡Feliz día! J
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