Evadirnos de la realidad

8:08 Pat Casalà 1 Comments

¡Buenos días! Seguimos en casa, buscando una forma de afrontar esta situación. Intento no pensar en el futuro porque en la vida, cuando no se puede actuar para cambiar las cosas, es mejor no darles demasiadas vueltas y afrontar lo que venga.
Soy positiva por naturaleza, luchadora y siempre busco solucionar cualquier problema, planificar, tener un plan contra las contingencias, controlar todos los procesos. Pero cuando no dependen solo de mí, cuando hay circunstancias inciertas de las que derivarán mil opciones posibles, delimito mis acciones y mis pensamientos a aquello que puede ser útil, dejando a un lado cualquier ansiedad derivada de lo incontrolable.


Para mí escribir es una evasión, una forma de abandonar mi vida durante unas horas para volar a otra donde cualquier posibilidad es válida para sentirse libre de soñar. Es como vivir otra vida, como al leer, pero añadiendo la potestad de decidir cuál es el destino de los personajes, cómo son, qué piensan, hacia dónde van.
¿Alguna vez os ha pasado que al leer un libro queríais otro final? ¿O que uno de los protagonistas decidiera de otra manera? A mí me pasa mucho. Tras una lectura intensa, muchas veces me quedo dándole vueltas a la trama, girándola, analizándola, encontrando elementos que me molestan y que yo hubiera resuelto de otra manera.


Pero ¿es malo el libro por eso? ¡Por supuesto que no! Como autora tengo la potestad de decidir y los lectores la tienen desde que empiezan a leer. Porque la gracia de la vida es la diversidad de opiniones, las mil maneras en las que un cerebro puede razonar y un corazón puede sentir.
Para mí la parte más difícil de este mundo literario es dar el salto desde el ordenador a vuestras manos. Porque mientras tengo la novela en mi poder, solo para mí, soy capaz de cambiarla, de moldearla, de darle la vuelta tantas veces como desee. Pero una vez la mando a la editorial, deja de ser solo mía. Entonces empieza su periplo, aparecen las opiniones y cada uno de vosotros hace suya la historia, pudiendo sentir diferente, pudiendo desear otro final, otro giro, otra decisión…


Llevo mucho tiempo luchando en el mundo de la literatura. A veces deseo el cielo, otras disfruto del camino y algunas sueño en un salto diferente, en otras metas, en un imposible. Pero siempre busco la ilusión en las palabras, en mis ideas, en sentirme parte de ese lugar perdido en mi memoria que toma forma en el papel.
Me gusta soñar. Me gusta sentir. Me gusta ser empática, emotiva, sensible. Adoro mi capacidad para tangibilizar a las personas imaginarias, para hacerlas vivir a través de mi mente, para darles una pizquita de mi corazón.


Es la mejor parte, la de poder leer una sinopsis y sentirla otra vez en mi interior, la de a veces quedarme con la mirada perdida recordando mis sensaciones mientras creaba una historia, incluso trayendo a mi memoria el lugar donde escribí una escena, el olor, la temperatura, los sonidos y mis emociones agitadas.
Porque escribir es ver, sentir, oír, tocar, saborear… Es crear castillos en el aire que pueden derrumbarse o erigirse, es entrar en otras mentes, vivir vidas ajenas sin traicionar a la mía, dejarse seducir por una decisión errónea sin que afecte a tu realidad. 


Este encierro me ha traído una paz increíble en la inspiración, en mi caótica manera de escribir, en las ideas. Ha sido como si de repente me aclarara la mente para dejarme vibrar con cada historia. 
Porque a veces en los malos momentos encontramos positividad y solo se necesita agarrarse a ella para sonreír.
¡Feliz día! J



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1 comentario:

  1. Se me da muy bien, lo de evadirme, desde niña; era capaz de estar en clase, mirando fijamente al profesor, incluso contestar a alguna pregunta, y sin embargo estar pensando en las musarañas, todo un arte, jajaja.
    A mi el confinamiento también me ha traído inspiración. Mucha.

    Besitos, cuidate-

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