¿A qué huele la nostalgia? #PerfumesyAcordes
¡Buenos días! Hoy me apetece compartir con vosotros una de las noticias que tengo guardadas en el tintero, aunque de momento solo puedo adelantaros algunas cositas porque todavía no tengo la portada. Pero mi bilogía Perfumes y Acordes (link al tablero de Pinterest), verá la luz con eTerciopelo en diciembre y en enero. Y después… ¡Pues habrá una sorpresa! Pero de momento vamos a conocer a Alba, Alonso y Amelia.
El primer libro de llama ¿A qué huele la nostalgia? Y ese título responde a la profesión que Alba quiere ejercer de mayor. Perfumista.
En esta novela Alba se enfrenta a una destrucción total de su mundo, a un cambio radical y a la necesidad de apoyarse en su gran amigo de toda la vida, Alonso, mientras su tía-abuela Amelia debe afrontar su pasado y encontrar la forma de avanzar para recuperar su vida.
No es una romántica como las de siempre, es más sentimental, más intimista, más un mapa de emociones que un tiovivo de enganche total.
Me encantaría compartir con vosotros algunas partes de este libro, en las que Alba y Alonso hablan se preguntan a qué huele algo en concreto. Porque ellos son así, les gusta buscar la banda sonora y el aroma del momento…
«—¿A qué huele la ilusión? —pregunta en un susurro.
—A fresas con nata, a un toque de canela con miel, a la tierra recién arada, a los tomates frescos, a romero, al agua del río.
—¿Y a chocolate?
—Bueno, ya sabes que yo prefiero la fresa».
«—¿A qué huelen hoy las sonrisas? —pregunto.
—A palomitas de maíz con toques de gominola y a la brisa fresca de la noche, envuelta en los aromas de la encinas del bosque cercano.
—Ese perfume no se lo pondría nadie. —Arrugo la nariz en un fingido gesto de desagrado—. ¡Menuda combinación!
—Bueno, pero nos recordaría a este momento. Además, ya que te has gastado una parte importante de nuestros ahorros, podríamos convertirlo en un recordatorio de que a veces vale la pena dar un pasito atrás para disfrutar de un alto en el camino».
«—A mí el dolor ahora me huele a humo, ceniza, escombros, culpabilidad».
«—¿Recuerdas cuando me confesaste que tus sueños de futuro huelen a perfume? —Asiento con nostalgia de ese instante en el que le confesé mis deseos más íntimos y él me propuso etiquetar cada momento con un aroma—. Los míos huelen a sudor, humanidad, gente apiñada bajo el escenario del Palau Sant Jordi. Y suenan con acordes de rock, una guitarra eléctrica, un teclado, la batería y mi voz, acompañada del multitudinario público coreando mi canción.
—Es un sueño precioso.
—Como el tuyo.
—Ojalá se cumplan algún día y podamos mirar atrás sonriendo, pensando en cómo tú lo miras todo a través de la música y yo busco su alma en los aromas que quiero guardar para siempre en frasquitos de cristal, etiquetados con el nombre de un instante».
Pronto os daré noticias…
¡Feliz día!
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