¿Drama? ¿Sufrir? ¿Final feliz?

7:27 Pat Casalà 0 Comments

¡Buenos días! Llega otro lunes… A veces cuesta empezar la semana, seguir inmersa en la misma rutina, no sentir cómo me envuelve una eterna rueda donde todo regresa y se desarrolla rodando en círculos, llevándome al mismo lugar una y otra vez.
Hace muchos años creía que había algo esperando al otro lado, una piedra que detendría la rueda para traspasarme a una mayor, donde mi mundo se ensancharía dándome algo grande. Porque esa otra rueda estaba a la vuelta de la esquina, una a la que nunca llegaba.  
Pero el tiempo pasó y trajo consigo una redimensión de los sueños, una realidad aplastante y una capacidad increíble para adaptarme. Porque de eso los humanos sabemos un montón, de aprender a lidiar con las situaciones y ser capaces de ilusionarnos con el momento, hallando sonrisas en cualquier instante. 

Foto de freestocks.org en Pexels

Así aprendí a buscar la emoción en la rutina, a dejar volar mi imaginación, tanto leyendo como escribiendo, a no desfallecer y a encontrar lo mejor de lo peor. Siempre. Porque en la más abrupta oscuridad siempre hay luz, solo hemos de abrir el alma para verla.
Escribir y leer son mis mayores pasiones. Porque me aportan esa chispa de la vida capaz de llevarme a otros mundos, de estremecer mi corazón, de romperlo, recomponerlo, astillarlo, expandirlo… Las emociones se arremolinan en él porque leer y escribir es sentir.
Ya de niña me decanté por un tipo de lecturas, igual que me sucedía con las películas o las series. 

Foto de Rahul Pandit en Pexels

¿Sufrir? Vale, siempre que sea por amor. Porque ya hay demasiado dolor en la vida como para ir a ver o leer algo triste y que me rompa de forma angustiosa. Y a veces leo algunos libros o veo algunas películas que me duelen demasiado, me hieren, me destruyen. Porque a sensibilidad creo que no hay quien me gane. Y no, no quiero eso en mi biblioteca ni en mi fonoteca. En eso consiste el derecho a elección, en la capacidad de decidir qué queremos leer o ver en el cine.
¿Final feliz? ¡Joder, sí! ¡Siempre! Quizá por eso escribo romántica y no drama. Porque a pesar de las vicisitudes de los personajes, de quizá sus pasados dramáticos, incluso de sus traumas, quiero hacer el viaje con ellos para llegar al país de los unicornios, de esos que cagan purpurina y caminan en un mundo de nubes multicolores cerca del arcoíris.

Foto de Daria Shevtsova en Pexels

¿Drama? El justo para acabar arrancándome una sonrisa, el necesario para entender a los personajes, sufrir un poquito y acabar viéndolos juntos al final, con esa sensación de que van a ser el felices para siempre. Porque con la dosis justa me ayuda a hacer latir mi corazoncito y se apodera de mi alma.
¿Mi mejor género? El NA (new adult), sobre todo distendido, con situaciones en las que me engancha saber cómo avanza, cómo se juntan, cómo sienten y con esa ansiedad por el primer beso, el primer te quiero, su primera vez…
A veces hay gente que me tacha de rosa pastel, pero bueno, vale, compro el unicornio rosa si después de leer un libro me siento atrapada en una espiral de sonrisas y sensaciones.
Porque cada uno debemos elegir nuestro género.
¡Feliz día! J   


 

 

 

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