¿Alguna vez has preguntado dónde se compra la paciencia?
¡Buenos días! Durante años esperé muchísimo de la vida literaria, me pasé horas desperdiciadas al lado del teléfono, refrescando el mail una y otra vez, con esa sensación acuciante de cuando no llegan noticias y tú tienes la necesidad de leerlas, de tenerlas, de descubrirlas.
En como si tu alma estuviera en modo ansiedad, como si la necesidad de que algo grande ocurriera te aplastara con su punzante agijón, instándote a mirar el móvil sin parar, a suplicarle que suene, a pasarte el día con la sensación de que falta algo importante por llegar, pero nunca lo hace.
Me recuerdo preguntando muchas veces: ¿dónde se compra la paciencia?
Tardé un tiempo en entender que la paciencia es una virtud y no se compra en ningún lugar. Solo nosotros podemos aprender a dominarla, a dejarla entrar en nuestras vidas para ayudarnos a sobrellevar las esperas.
Desde entonces he capeado los temporales de ansiedad en ese sentido, he crecido, he entendido la importancia de apreciar cada paso del camino y de nutrirse solo de la parte positiva, aprovechando los momentos para captar el máximo de felicidad posible.
Esperar es una mierda. Lo sé. Lo era entonces y lo sigue siendo ahora. Pero ¿hay alguna manera de cambiar las cosas cuando no depende de ti? La respuesta sigue siendo no.
Así que a pesar de estar en un instante de mi vida donde las esperas vuelven a ser mi realidad, ya no me inquietan ni me hacen vivir pegada al teléfono ni con esa sensación de estar a punto de recibir esa llamada que cambiara mi vida.
¿Puede pasar? ¡Claro! Y quizá un día, cuando suene el teléfono, traerá noticias de esas que me harán llorar de emoción.
El quid de la cuestión está en no dejarse arrastrar por esa ansiedad absurda en la que me internaba hace muchísimos años. Porque mi lema es hacer el máximo posible para alcanzar lo deseado y no agobiarme por aquellas partes que escapan a mi control.
¿Tengo momentos de debilidad? ¡Por supuesto! Quien diga que no las tiene no es humano. Pero no me hacen daño ni me abocan a pasarlo mal porque con los años he domado esa impulsividad hasta convertirla en algo positivo.
Disfrutar de cada momento. Creo que se trata simplemente de eso.
¿Tengo ambiciones y sueños? ¡Siempre! Es la base de la ilusión, pero sin dejar nunca que me ahoguen.
Espero con paciencia…
¡Feliz día!
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