La historia de Ignacio (la trama 37)

7:47 Pat Casalà 4 Comments


          ¡Buenos días! Hoy es tan pronto que apenas puedo distinguir si hay sol, nubes o niebla. ¡Desde la ventana sólo veo oscuridad! Así que no puedo predecir si el día será bueno o malo. ¡Sorpresa, sorpresa!
            Ayer os conté algo importante para mí y compartí con vosotros mi encuentro con Màrius Serra. Le envié un mail el martes, pero todavía no me ha contestado, así que ya os informaré acerca de si puedo o no realizar esa entrevista que tanta ilusión me hace. ¡De todas maneras estoy contenta de haberle conocido!
            Os prometí un trocito más de Los Cofres del Saber, ¡así que ahí voy!
            …Durante una media hora Ignacio me resumió la historia de los prigenios, sus experimentos, sus visiones y su decisión de encriptar el saber de la evolución en cuatro cofres que repartieron entre las cuatro familias de guardianes.
            -Y tu familia es una descendiente directa de uno de esos cuatro prigenios  -me dijo al final-. Una de las más poderosas.
            -¿Quieres decir que mi padre lo sabía? -exclamé un tanto alterada- ¿Era el guardián de uno de los cofres? ¿Y fue capaz de exterminar a los que han nacido con un adelanto genético? -Le miré horrorizada-. ¿Quieres decir que mi padre era un asesino?
            Ignacio suavizó un poco la expresión tensa de su cara para componer una sonrisa de ánimo.
            -No, Sara, tu padre no era ningún asesino, él fue capaz de ver más allá de las ideas de los prigenios y decidió dejar vivir a algunos como yo.
            Esa última afirmación me cayó como un jarro de agua fría.
            -¿Qué? -grité con un signo de exclamación pintado en mi cara-. ¿Qué quieres decir con alguien como tú? ¿Acaso tienes esos adelantos evolutivos? ¿Eres distinto? ¿Tienes poderes?
            La mirada de Ignacio se ensombreció un instante.
            -Desde pequeño sé que soy distinto -admitió-. ¿Nunca te extrañó esa conexión que poseíamos? ¿Y esa capacidad de hablar entre nosotros sin necesidad de palabras? ¿Y mi obsesión con el fuego?
            No sabía qué contestarle porque sí que alguna vez le había dado vueltas a esas extrañezas, pero siempre había concluido que teníamos una química especial.   
            -¿Y por qué te fuiste? -le pregunté con un dolor sordo en el corazón al recordar su deserción-. ¿Por qué huiste si mi padre te perdonó la vida?
            El mago me dirigió una mueca de contrariedad, como si exponer verbalmente lo que sucedió fuera una agonía para él.
            -Fue para protegernos a ambos y a todos los que me importan. -Apretó los labios y suspiró-. Tu padre me descubrió muy pronto, cuando yo era apenas un crío, ¡fue él quien me enseñó a utilizar correctamente algunos de mis poderes! Pero cuando fui creciendo y uniéndome tanto a ti temió por la vida de ambos. Y cuando pasó lo del incendio…
            Pude leer en su cara un dolor infinito al recordar un episodio que le había dejado una huella imborrable en el corazón.
            -¿El incendio en casa de tus padres? -indagué.
            Asintió con la cabeza sin rebajar ni un ápice la agonía de su cara.
            -¡Fue tan extraño! -Una única y cristalina lágrima se deslizó sinuosa por su mejilla-. Yo estaba durmiendo en la cama cuando escuché unos cuchicheos en la mente. Eran como un eco lejano de unas voces de hombre y de mujer. Hablaban en un idioma extraño que no lograba entender, pero se colaron por mi cabeza como si quisieran llenarla con sus maldades.
            Se calló unos instantes para reprimir las lágrimas que le humedecían los ojos.
            -Los vi trajinar en una cocina, encender el fuego y abrir la bombona de gas. ¡Era tan real! ¡Fue como si estuvieran delante de mis ojos encendiendo un fuego! Y cuándo escuché los gritos de la familia que se estaba quemando en el piso de arriba, cuando vi las llamas devorar el salón, la cocina, las escaleras,… ¡No me di cuenta de que yo también estaba de pie en la cocina de mi casa! ¡De que yo también había encendido un fuego! ¡De que mi casa también estaba ardiendo! ¡De que acababa de encender un fuego que podía costarles la vida  a mis padres y a mi hermana!
            Se derrumbó llorando desconsolado. Por suerte ningún miembro de su familia salió herido de ese incendio, pero a partir de ese momento Ignacio se pasó la vida huyendo, protegiendo a los suyos sintiéndose una arma de destrucción…

            ¿Qué os ha parecido? ¡Pasad un buen día!
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4 comentarios:

  1. Buenos días Pat, aquí hace sol y mucho frio.
    Me gusta Pat, de verdad.

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  2. ¡Aquí también hace sol!!! Pero poco frío, l¡a verdad!!!
    Gracias Silvia por comentar, ¡no sabes la ilusión que me hace leer vuestras opiniones!
    ¡Un beso enorme!!!!

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  3. Me encanta!!! Ahora ya veo a donde querias llegar cuando decias que tenias muchas sorpresas en la historia!!! Genial esa conexion entre los dos incendios, o quiza era solamente uno? Genial!! besos M

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  4. ¡Hola guapa!!! Pues sí que hay sorpresas en la historia, y una de ellas ya te la avancé en la oficina antes de que te fueras.... Jajajajaja, ¡a ver si la recuerdas!!!
    En cuanto a los incendios... ¡pues no te lo voy a contar! ¡Ya lo verás!
    ¡Un beso muy fuerte!!!!

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