Avanzar

9:09 Pat Casalà 0 Comments

¡Buenos días! Tras un sábado perfecto de sol, escritura, tarde agradable con una amiga y búsquedas por Internet para acabar de reunir información sobre mi viaje de verano, llego a un domingo soleado, con una clase de baile que me espera y una historia intensa que crece en mi cabeza.
No me creía capaz de escribir algo así, con romance, pinceladas históricas, tristezas, decepciones y sagas familiares. El no salpicar la trama con crímenes, asesinos y misterios es una novedad emocionante. Para sortear ese escollo debo sacarle punta a otras situaciones, interesar al lector con los acontecimientos y buscar la manera de llenar los folios sin matar a nadie. Jejejejeje.
Cuando alguien me pregunta por qué escribo a pesar de que las novelas se estancan en el disco duro de mi ordenador tengo muy clara la respuesta. Me gusta, disfruto, no concibo mi vida sin desarrollar esas ideas locas que me asaltan de repente.
Admito que si le doy vueltas a esa respuesta me percato de lo absurdo de continuar adelante sin una meta plausible, pero me hechiza esa absurdidad, soy adicta a las letras, a conjugar palabras, a construir historias a partir de un impulso. Y me encanta. Sencillamente eso, me hace feliz, así que en mis horas libres me dedico a aporrear las teclas del ordenador.
Echar la vista atrás, a pesar de que resulte doloroso, me muestra mis equivocaciones. Escribir no puede convertirse en un pozo de frustraciones, es un acto creativo libre y maravilloso que consigue arrancarme una sonrisa de satisfacción.
El orgullo de saber que ese manuscrito que acumula polvo en la memoria RAM del portátil se ha cocinado con mi imaginación es suficiente para saber que quiero seguir, que no voy a rendirme, que cada año sumaré nuevas novelas y que ya me da igual su destino final.
Tengo lectoras beta, y es chulísimo conversar con ellas tras su valoración de mis letras. Me hacen preguntas, me piden explicaciones de algunos trozos, me indican algunos cabos sueltos y me animan a seguir. Sus comentarios son el motor de mis sonrisas, saber qué les ha llegado y qué las ha dejado igual me da una visión diferente a la hora de encarar un nuevo reto.
Nunca pensé que sería tan gratificante esa cercanía. No son muchas, pero sí las suficientes para saber que vale la pena iniciar una historia, que luego tendrá a mis queridas lectoras beta.  
Quizás algún día me dedique a repasar estos posts, como hago algunas mañanas con los de hace años, y descubra que encontré la senda correcta dejando constancia de unos sentimientos intensos. Avanzar significa pararse algunos momentos y analizar nuestras equivocaciones para no volver a cometerlas.
¡Qué bonito se ve el sol desde mi ventana! Así da gusto despertarse, con el piar de los pájaros y un día nítido para sentirse plena.

¡Feliz día! J

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