El poder de las palabras
¡Buenos días! Despertarse
un sábado por la mañana acompañada por el canto de los pájaros en un cielo de
azul intenso es maravilloso, consigue serenarme y centrarme en las tareas que
deseo realizar.
Ayer una amiga a la que
quiero muchísimo me dio un consejo que intentaré seguir: «haz ver que el fin de
semana son tus días de trabajo y que vas a la oficina por hobby el resto de los días». ¡No está mal! Lo que a mí me gusta de
verdad es lo que hago ahora: quedarme en la cama con el ordenador en el regazo
y teclear…
Echando la vista atrás me
doy cuenta de que hay decisiones en tu vida que marcan la realidad del futuro.
Mi experiencia a la hora de elegir profesión vino marcada por unas palabras muy
duras de varias de mis profesoras, a pesar de que yo tenía muy claro qué quería
hacer de mayor.
No hay nada peor que
escuchar constantemente que no estás capacitada para algo. En la adolescencia
los chicos son demasiado vulnerables y hay que acompañarlos para que sean ellos
mismos los que decidan sobre su carrera profesional. Sé que es difícil, que
quizás estén desorientados y les cueste verse en unos estudios determinados,
pero nadie puede sugestionarles ni desanimarles para que tomen un camino en
concreto.
Mi hijo empieza
bachillerato el año que viene, tiene la misma edad que yo cuando decidí quemar
mis libretas en una hoguera de San Juan, tras decidir que mis profesoras tenían
razón y que nunca sería capaz de escribir un libro. Por suerte se equivocaban,
así que ahora con Álex procuro dejarle espacio para que sea él quien se marque
su futuro.
Tiene muy claro qué carrera
quiere hacer, es un lujo que tus ideas sean tan concisas, cuando un hijo no
sabe qué quiere ser de mayor y hay que buscar unos estudios superiores o unos
módulos es una tarea casi imposible aconsejarle o guiarle si no se tiene una
base clara.
Cuando Irene llegue a la
edad de Álex veremos si sabe hacia dónde encaminarse…
Ahora falta ver si Álex
saca las notas que necesita para entrar en la universidad que desea y si
consigue sacarse una ingeniería, tal como él propone. Capacidad tiene, pero
quizás le falta un grado de madurez para enfrentarse a los estudios.
Aquí es cuando viene aquel:
«¡qué difícil es ser madre de dos adolescentes!». A veces me gustaría tener una
barita mágica para cambiar las cosas a mi antojo y que ellos fueran chicos con
las ideas claras, ganas de estudiar y un expediente intachable… ¡Soñar no
cuesta dinero!
Hoy me voy a tomar la
mañana libre, iré a la piscina, descansaré bajo el sol, escribiré un rato y
disfrutaré de mi día perfecto. ¿Qué haréis vosotros?
¡Feliz día! J
Feliz día amiga, retozar en fin de semana es una gozada. Un beso
ResponderEliminarLlegamos al domingo... ¡Pasa un gran día! :-)
EliminarHoy, dedicaré el día a viajar; pero eso sí, sin necesidad de salir de casa: alternaré mi capacidad mental con Internet...
ResponderEliminarEs una maravilla ese poder que te otorga el escribir... ¡Espero que disfrutaras de tus viajes! :-)
EliminarTienes razón, una varita mágica nos sería muy útil. ¡Feliz fin de semana! y haz lo que te apetezca :)
ResponderEliminarSería tan perfecto tenerla... ¡Feliz domingo! :-)
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