Ejercitar la imaginación
¡Buenos días! Parece que el cielo ha decidido romperse en mil
pedazos sobre las aceras de Barcelona, ¡cae una tormenta fuertísima! Cada vez
que me levanto con esta cantidad de lluvia me planteo si debo o no subirme a la
moto y al final siempre acabo con una respuesta afirmativa. ¡A mojarse toca!
Uno de los comentarios de mi entrada del viernes me dio una visión
clara de cuáles son las prioridades a la hora de plantear la entrada matutina y
el futuro de mis letras. Sé que hace un tiempo no tenía las ideas claras ni los
sentimientos apaciguados, pero ahora sonrío cada día y siempre encuentro una
razón para dejar una huella impresa de mi paso por el día.
Desde pequeña me encanta sacarle punta a las situaciones cotidianas,
disfrutar contándolas, aderezándolas con pequeñas especies de mi propia cosecha.
Cuando la gente me pregunta de dónde saco las ideas para mis libros tengo claro
que es de mi vida diaria, de la manera en la que observo el mundo, de las conversaciones
ajenas que suelo escuchar a hurtadillas.
¿Quién no ha mirado alguna vez a una pareja discutir en la calle y
le ha inventado una historia? ¿O se ha fijado en un padre con dos hijos sentado
cerca en un bar y ha pensado: «es un divorciado que sale con sus niños», y
después le ha dado color a su historia?
Yo siempre lo hago, voy por la calle con la antena puesta, me
nutro de los detalles que encuentro a mi alrededor, me encanta pasarme horas
soñando despierta con las mil opciones que me da una sola imagen.
Una vez preparé un taller de escritura creativa, me basé en la
manera de incentivar la imaginación de los futuros escritores, dándoles algunas
pistas de cómo reinventar una situación cotidiana. ¡Haced la prueba! Esta
mañana, cuando salgáis a la calle, buscad una fuente de inspiración, una pareja
que os llame la atención, unos niños que se dirigen al colegio, un grupo de
adolescentes que charlan animadamente de chicos… ¡Cualquier situación es
válida!
Luego toca inventarles una historia, tirar del hilo de la
imaginación para componer un presente y un pasado… ¡Es fácil! ¡Ya lo veréis! Y,
si tenéis ganas de arriesgaros, ¿por qué no pensar en un futuro? Es una
propuesta amena y muy divertida, que no compromete a nada.
Abrí este blog como un reto personal: encontrar un tema del que
hablar cada mañana. He de reconocer que pensar una entrada diaria no es tarea
fácil, hay días en los que no sé qué decir. Sin embargo, es una manera de coger
soltura con la escritura, un ejercicio perfecto para descubrir matices
interesantes en mi día a día y forzar a mi cabeza a adiestrarse para las
novelas.
¡Feliz día! J
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