La energía del sol

9:09 Pat Casalà 0 Comments

¡Buenos días! Hace un magnífico sol que me induce a sonreír. Tengo tantísimos motivos para estar alegre… Hay momentos para reflexionar y otros para absorber la energía positiva del ambiente. Hoy toca lo segundo, me iré a la piscina, me tumbaré en una hamaca y proseguiré con la historia que tengo entre manos.
El sol tiene unas vitaminas increíbles, me revitaliza, me ayuda a positivar y me llena de una emoción plácida. Siempre os digo que los días soleados tienen un sonido especial, y es cierto. Parece como si la calle se apaciguara, presa de una quietud momentánea donde el piar de los pájaros acompaña las horas sin alterar la vida de nadie.
No olvido las decisiones pendientes ni las mil ideas que deambulan por mi mente. Me encantaría conseguir un imposible, pero no voy a desperdiciar ni un minuto de mi tiempo en esperarlo, dejaré que el destino se ocupe de dirigir mis pasos hacia el lugar que encuentre oportuno.
El silencio matutino de la casa, empañado únicamente por algún sonido de las tuberías, es relajante, consigue llenarme de la paz y el sosiego necesario para planear una jornada serena, con horas de relax en la piscina, una comida con mis hijos, una tarde con una amiga y una velada en familia.
Mi cabeza parece dispuesta a compartimentar cada parte de mi vida de una manera fácil, como si en cada momento fuera capaz de continuar con instantes anteriores sin que me afecte el paso del tiempo. Ese es el motor que impulsa las novelas, mi capacidad de regresar al punto donde se encuentra la historia al abrir el manuscrito.
Varios de los escritores con los que he hablado últimamente me aseguran que ellos releen lo anterior antes de continuar, supongo que les es necesario para situarse. En mi caso no lo necesito, tengo la trama en la cabeza y soy capaz de avanzar sin mirar atrás.
En mi vida cotidiana suelo ser así, le doy muchas vueltas a las cosas, pero cuando tomo una decisión ya no hay vuelta atrás. Siempre encuentro la manera de mirar hacia delante y luchar por ello, sin dudar. Y, aunque luego siga mirándolo desde todos los ángulos posibles, me siento feliz con mi manera de afrontarlo.
Os dejo, voy a ducharme, a vestirme y a irme a tomar el sol, mañana os escribo un poquito más… ¡Sed buenos!
¡Feliz día! J


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