Exigua llama de esperanza
¡Buenos días! No aguanto el calor, no consigo dormir
con este bochorno, mi cuerpo se queda enganchado a las sábanas y es incapaz de
dejarme conciliar el sueño… Ahora estoy cansada y con ganas de pasarme la
mañana en remojo y no en la oficina, donde el aire acondicionado se ha
estropeado.
Por suerte esta mañana vendrán los técnicos y lo
arreglarán, porque ayer fue un verdadero suplicio.
Me he decidido, tras valorar las opciones, a darle
una oportunidad a las dos editoriales que están valorando Dúo. Como dice Mabel, lo peor que me puede pasar es participar en
el concurso un año después, en cambio la posibilidad de ir de la mano de
editoriales tan importantes como las dos que tienen la novela puede que no
vuelva a tenerla.
La esperanza es un ente curioso… No deseo por nada
del mundo regresar a las fauces de la ansiedad ni pienso darle demasiada
importancia a esa sensación interna de que hay un conato de posibilidad para
que llegue un sí. Pero tampoco voy a negar que existe ni a dejar de apostar por
ella, pase lo que pase al final.


Pues me voy a quedar con esa parte positiva,
porque es maravillosa esa duda, sea cuál sea el resultado final. Si una novela
no interesa, rápidamente hay el no, en cambio cuando tiene algún interés para
las editoras aparece este silencio… La incertidumbre ya no me angustia, la veo
como una ilusión.
Y si al final llega una respuesta negativa voy a
sonreír, porque ha sido precioso mientras he tenido esperanzas…
El administrador de Un Lector Indiscreto está
leyendo Los Mundos de Esme. ¡A ver si
le gusta!
¡Feliz día! J
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