Hablando de muchas cosas
¡Buenos días! Hoy me despierto con una sensación agridulce,
aunque con muchísima energía positiva y deseos de seguir con mi día sin dejarme
vencer por nubarrones que me llenan la cabeza y amenazan con amargarme las
horas.
A veces me dejo arrastrar por corrientes que no deberían zarandearme
y me meto de lleno en una situación absurda. Debería aprender a capear esos
temporales con una ancha sonrisa y no perder de vista cuál es la mejor manera
de vencer los obstáculos que entorpecen mi camino.
Cierro los ojos, inspiro una inmensa cantidad de aire por la
nariz y lo suelto con lentitud por la boca para serenar mi alma revuelta. Nunca
dejaré de ser una persona inquieta ni voy a dejarme arrastrar por esa maraña de
emociones encontradas que suelen vapulearme. Puedo hallar la sonrisa perdida,
disfrutar del momento y ver el vaso medio lleno. Puedo hacerlo de verdad. Y pienso
hacerlo.
El fin de semana ha sido perfecto, llevaba demasiado tiempo
encerrada en mi burbuja para no dejarme seducir por una velada perfecta con
amigos. Tras un sábado perfecto de esquí bajo un sol de justicia mi marido y yo
nos fuimos a cenar con un grupo de amistades. Terminamos la noche bailando como
posesos en un bar-discoteca.
¡Cuánto tiempo hacía que no salía por ahí! Me lo pasé muy
bien, aunque ayer no era persona. Creo que me vino bien ese soplo de aire
fresco, esa manera de dejar atrás los problemas por unas horas y solo pensar en
pasarlo bien, bailar, reír, ilusionarme con los momentos compartidos con
personas geniales.
Mientras bailaba observaba a la gente de mi alrededor con
vistas a documentarme. Incluso la conversación de la cena me sirvió para darme
cuenta de algunas cosas importantes a la hora de escribir y encarar algunas
opiniones.
La visión de las relaciones difiere de una persona a otra,
incluso la manera en la que se interpreta a una persona dista mucho entre los
interlocutores. La conversación de la cena en un momento dado nos llevó a
hablar acerca de las relaciones de pareja, de qué ponderaba cada uno de ellos a
la hora de elegir una persona.
Todas estas experiencias me ayudan a llenar lagunas cuando
escribo, a darles una personalidad diferente a los personajes y a encontrar una
manera de dotarlos de realismo.
Acabo de leer una preciosa reseña de Cada día te espero a ti en
el blog Viajando a otros mundos (enlace). Toñi ha sabido encontrar la esencia
de Julia y aunque al principio se le ha hecho muy lento, ha disfrutado de la
lectura.
¡Feliz día! J
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