Llegando al final
¡Buenos días! A veces el peso de los sentimientos cae a
plomo sobre mis hombros. Es parte de mi naturaleza, algo necesario para crear
mundos paralelos y deambular por ellos sintiendo cada una de las emociones del
momento, con las cosquillas en la piel y un sinfín de escenas para recordar.
Llegar al momento de poner un punto y final en una novela
suele remover mi interior, por eso estoy más sensible. Me voy a dormir con las
emociones alteradas y me despierto melancólica, ilusionada, expectante.
También influyen las mil ideas que aparecen en mi mente.
Necesito tenerla ocupada con una historia y se pone a disparar argumentos sin
detenerse. No me da tregua. Me siento vapuleada por mil argumentos, nuevos
personajes, tramas, escenas…
Sentir siempre es la base. Por eso el revuelo se apodera de
mi interior y me sacuden tantísimas emociones a oleadas, como si fueran pequeños
huracanes capaces de borrar la tormenta anterior.
Llevo dos días dándome cuenta de que quizás esta vez la idea
es buena. Debería acabar LDTPA antes de decidirme a poner la primera palabra de
4F3A, pero mi cabeza va por libre y no para de disparar palabras, de crear frases,
de juntarlas en párrafos demasiado interesantes para dejarlos en el olvido.
Sin embargo sigo aporreando el teclado para darle vida a los
últimos momentos de LDTPA. Hace unos días pensaba que ya lo tenía, que había
llegado a ese momento en el que me digo a mí misma se acabó. Sin embargo sigo aumentando las palabras, los capítulos,
las escenas. Porque en realidad no podía precipitar ese punto álgido en el que
la trama da un último vuelco.
Otra vez son las emociones las que dirigen mis dedos. Ellas
claman en mi mente, abren brechas en mi alma y me desligan de la necesidad de agotar
la trama para enseñarme el camino.
LDTPA es la novela más intensa de sentimientos que he
escrito nunca. Cada capítulo me agota emocionalmente, me drena y me deja
destrozada porque necesito recurrir a mi corazón, a ese millar de sentimientos
internos que me sacuden, a la reserva de recuerdos dolorosos, conmovedores, vivos.
La experiencia ha sido increíble aunque me ha costado
muchísimo ponerme en situación para avanzar a buen ritmo. No es fácil hacer burbujear
los sentimientos en mi interior cuando lo requiero ni darles vida en el papel
con la fuerza arrolladora necesaria para traspasarla al lector.
Quizás por eso he tardado más de la cuenta y le he dado
muchísimas vueltas. Incluso ha habido momentos en los que me he obligado a
escribir porque mi corazón no cooperaba.
Ojalá algún día os pueda enseñar el resultado. Sería genial
hacerlo. Me encantaría porque en esta historia lo he dado todo por emocionaros,
por crear una trama llena de intensidad, por ofreceros ese pedacito de mi alma.
¡Feliz día! J
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