Hanoi I
¡Buenos días! Hoy me toca hablaros de Hanoi, una ciudad muy diferente a las que conocemos en Occidente, llena de gente, de motos, de tráfico, de otra cultura y envuelta en un calor sofocante.
Llegamos desde Halong por la tarde y aprovechamos el tiempo para descansar un rato, visitar la piscina del hotel y dar un largo paseo en busca de algunas compras y de conocer un poco la ciudad.
El Rex Hanoi Hotel está situado en el Old Quarter, en medio del meollo de las callejuelas estrechas y colmadas hasta los topes de motos, coches, transeúntes y vendedores ambulantes.
No me arrepiento de la elección del hotel, ya que su ubicación es perfecta.
En Hanoi me sorprendió descubrir edificios muy estrechos, unos al lado de los otros, apiñados sin demasiado concierto. Las casas son largas y muy estrechas.
Quizás lo peor era el tráfico y la ausencia de señales, ceda al paso o semáforos. Es una jungla con la mayor concentración de motos que he visto en mi vida. Y la única manera de cruzar la calle es el «no pares, sigue, sigue», que traducido es no mirar, avanzar y no detenerse nunca. ¡Las motos ya te esquivaran! ¡Y los coches pitarán, pero se detendrán a tiempo!
Bueno, hay un montón de accidentes diarios, pero ahí impera la ley del más fuerte, así que desestimamos la opción de alquilar una moto para movernos por Hanoi, ya que es realmente un deporte de riesgo.
El paseo nos llevó a descubrir las tiendas llenas de imitaciones perfectas, el mercado donde por ser occidentales no nos quisieron vender, las ofrendas que realizan en medio de la calle, encendiendo fuegos en medio del abrasador calor de la ciudad.
Después de cenar nos metimos en la habitación dispuestos a planear el día siguiente y decidimos reservar un free tour en español. Tras visitar algunas páginas nos decantamos por elVietnamita (enlace) y acertamos de pleno.
Al día siguiente nos despertamos más tarde y mientras los chicos remoloneaban un poco mi marido y yo nos fuimos a cambiar dinero. Ya era la segunda vez que lo hacíamos en la ciudad y nos decantamos de nuevo por un banco, ya que a pesar de haber leído mucho acerca de las joyerías donde cambiaban, no encontramos ninguna dispuesta a hacerlo.
A las diez y media empezamos a caminar rumbo al Republik Backpackers’ Hostel, lugar de donde salía el tour. El calor era realmente sofocante, pero seguimos adelante y nos adentramos en las callejuelas guiados por el inestimable Google Maps.
Al llegar nos encontramos con un hostel acogedor y un chico catalán que sería nuestro guía. Marc nos preguntó por la reserva y nos instó a sentarnos a esperar al resto de los participantes en la pequeña excursión guiada por la ciudad.
Lo voy a dejar aquí, ya que prefiero extensión para hablaros de la visita en grupo. Per os diré que la elección de Marc fue un acierto total.
¡Feliz día! J
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