Localizaciones I

8:08 Pat Casalà 0 Comments

¡Buenos días! Cuando plateo una novela siempre busco la mejor localización. Porque el entorno donde se mueven los personajes, la ambientación, esos recodos en los que transcurre la historia han de ser adecuados y darles consistencia a los sucesos, acompañarlos.
De niña me obsesionaba bastante saber por qué un escritor había elegido un lugar determinado para desarrollar una historia o en una película o en una serie. Porque a veces las leyes de un país o las costumbres pueden delimitar la trama. 


Entonces no había internet ni era tan fácil como ahora encontrar respuestas a este tipo de preguntas. 
Siempre quise escribir, contar historias, encontrar una vía para darle salida a mi imaginación en un papel. Quizás por eso mi mente analítica no dejaba de profundizar en cada una de las partes de una lectura. No solo en los personajes o en la trama, también en la ambientación.
Cuando empecé a escribir ya existía nuestro San Google. No tan rápido y audaz como ahora, pero sí lo suficiente para ayudarme a reunir documentación y navegar por los lugares donde se desarrollaría ese mundo paralelo de una de mis novelas.
Al principio usé localizaciones diversas, aunque siempre partía de Barcelona, mi ciudad, porque la sentía muy cercana, muy viva, muy mía. Pero a medida que iba escribiendo una persona en la que entonces creía mucho me animó a explorar nuevas posibilidades.

Lo hice al empezar a escribir romántica, con Ecos del pasado. Jessie dejaba su Barcelona natal para irse a estudiar a Stanford, en Palo Alto, y vivir con sus abuelos. Recuerdo mi emoción cuando buscaba información acerca de algunos recodos, bares, lugares de interés, porque descubrí la emoción de viajar desde la pantalla del ordenador, de sentir como si los destinos estuvieran al alcance de mi mano.


En Rumbo a ninguna parte decidí tirar de recuerdos, de ese verano en Suiza, de mi viaje a Zermatt, de algunos eventos prestados de mi amiga Mabel, quien vivió en Berna un tiempo. Y fue una experiencia increíble porque conseguí que mi mente funcionara como un ordenador al traerme a la memoria instantes memorables.


Después me fui a La Fosca y al Congo con Un último día conmigo. Lúa emprende un viaje a un lugar donde algún día me encantaría ir. Fue muy bonito conectar con esa parte del mundo, imaginar cómo sería desarrollar una tarea humanitaria allí, descubrir ese destino con los ojos de Matt, Berta, Derek, Lúa… Casi al final del libro decidí cederles a mis protagonistas un pedacito de mi viaje a Malasia y los llevé a Perhentians, que hoy en día sigue siendo uno de mis paraísos preferidos.


Y vino la serie Sin ti. Seis intensos libros ambientados en una base militar de Texas, cerca de una pequeña ciudad llamada Cibolo. La llamé Fort Lucas en recuerdo a un personaje que me marcó de joven. Creo que estas son las novelas que más me han marcado y el viaje a Fort Lucas fue excitante al recrearlo en mi mente, al dotar de alas a Julia y a Zack para vivir su romance allí y después usar el escenario para los nuevos protagonistas de la segunda parte de la serie. Creo que no sería del todo sincera si no os dijera lo importante que fue para mí el Maggi’s en estas novelas… 
¡Feliz día! J  


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