Sueños

9:09 Pat Casalà 0 Comments

¡Buenos días! A veces hay alguna situación durante el día que me lleva a tener un sueño intenso en una dirección determinada, como si mi subconsciente quisiera indicarme ideas, lugares, proyectos, opciones, una dirección a seguir…
Esta noche ha sido una de esas, aunque no me apetecería nada conseguir ese sueño, así que me he despertado consciente de qué quiero y de la parte positiva de mi ahora.


Hace no mucho deseaba dar un paso gigante en la literatura, situarme en un lugar importante dentro de mi empresa anterior, seguir trabajando a alto rendimiento y no dejar de escribir. 
Ahora veo las cosas diferentes, con más perspectiva.
Necesitaba dejar de publicar un tiempo, o como mínimo dejar de firmar contratos de edición. También abandoné la escritura por un periodo. E intenté replantear muchas cosas para encontrar un nuevo rumbo.
Por eso sé que mi sueño de esta noche no lo quiero. Saberlo, reconocer que a pesar de todo sigo fiel a mis principios, a mí misma y a la felicidad, es un paso adelante muy productivo y capaz de darme esperanza.


Hace casi siete meses inicié la escritura de una novela bastante alejada de mis estándares actuales. Tenía un cúmulo de sentimientos punzantes en mi interior y necesitaba exorcizarlos en forma de palabras.
Cada tarde, cuando me sentaba frente al ordenador tras la estresante jornada laboral, las emociones vibraban entre mis dedos para aporrear el teclado con ansiedad, como si necesitaran desnudarse en las frases, en los instantes, en las páginas.
Era una sensación muy viva, desgarradora y liberadora a la vez. Porque si algo me ofrece la escritura es la posibilidad de darle voz a los sentimientos. Y los que me vapuleaban entonces eran tan dolorosos que terminé escribiendo una historia intimista, sentimental, cargada de emociones.


Cuando al fin logré centrar mis sentimientos ya estaba con la segunda parte de lo que en un principio era una trilogía, y ahora he comprendido que se va a quedar en bilogía. Y ya no podía acceder a ese estado sensitivo porque se había mitigado, ya no me acompañaba ni me arañaba el alma.
Quizás por eso he tardado más de lo normal en retomar la historia, en encontrar de nuevo ese punto de unión entre los personajes y yo, la capacidad para volver a darles vida en el papel.


Hace una semana encontré por fin la forma de seguir adelante con esa historia, de darles voz de nuevo a Alba, Amelia, Alonso, Sebastián… Y llevo un avance brutal en los últimos días, porque cuando siento la trama puedo crearla, darle vida, avanzar, escribir sin descanso, vibrar con cada giro.
Eso es lo que cuenta para mí, ese camino, esa necesidad de escribir, ese pensamiento constante acerca de las situaciones, ese sentimiento que nace en mi corazón para traspasar el espacio a través de mis dedos para imprimirse en una hoja de Word.
¡Feliz día! J


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