¡Buenos días! Llegamos al final de la semana… ¡Y se acabaron los coles durante diez largos días! Será interesante tener a los niños en casa… También ha terminado el periodo de pre-inscripción a primaria o secundaria. ¡Me parece mentira que mi pequeña ya empiece primero de ESO el año que viene! Esa rapidez en pasar el tiempo da vértigo, la verdad.

            Sigo corrigiendo El Secreto de las Cuartas, escribiendo Bastos y repasando Oros. ¡Esta convalecencia me deja tantísimos momentos muertos! Aunque paso muy malas noches y la medicación me deja un tanto atontada, así que hay momentos en los que hago lo que tocaría a una recién operada: miro la tele y no pienso en nada.

            ¡Qué chulas las entrevistas! ¡Me están resultando geniales y muy inspiradoras! Nunca creí que dedicarme a buscar a personas que han logrado mi sueño fuera a reportarme tantísimas satisfacciones ni fuerza.

            ¿Sabéis cómo me anima saber que Megan Maxwell tardó doce años en publicar su primera novela? ¡Eso quiere decir que todavía me quedan dos para lograr editar en un medio no digital! Jajajajaja, ¡espero que lo de perseverar y no tirar la toalla siga en boga estos próximos años!

            A diferencia de ella yo sé que quiero ser escritora desde que tuve uso de razón. ¡Era un sueño tan inalcanzable! ¡Escuché tantísimas veces que era absolutamente imposible que alguien como yo pudiera escribir algo decente! Pero cada noche me dormía con mis historias en la cabeza y me veía en la cúspide, con libros publicados y filmando las novelas en Hollywood. ¡La verdad era que siempre pensaba en lo difícil que me sería hacerlo en inglés!

            Megan me ha parecido una persona muy ordenada, trabaja en un lugar acogedor, preparado para ese fin, acompañada de sus libros, el silencio y la música. ¡Es genial prepararse un santuario donde la imaginación fluye perfecta entre los recovecos de tus quehaceres diarios!

            En realidad nuestra autora de esta semana me ha hecho pensar en algo: realmente escribir es un camino solitario, pero si disfrutas creando, dándole vida a tus personajes, imprimiendo de sentimientos cada escena, consigues llenar tu soledad de alegrías, penas, ilusiones y mundos paralelos.

            Siempre he creído que la creatividad verdadera, aquella que te acompaña a todas horas e incluso te ahoga si no eres capaz de sacarla de ti por algún medio, es algo innato a las personas. Aunque casi todos nuestros autores coinciden en que se ha de cultivar. Y sí, es cierto que necesitamos invertir horas en imaginar, pero en mi caso es algo que me acompaña siempre y que me inunda sin pedírselo.

            Durante los años en los que hice caso a las profesoras y renegué de mi vocación, siempre con la lacra de mi disortografía presente, las ideas pugnaban  constantemente por salir y llenar los folios, pero el miedo a escribir mal, a no ser capaz de vencer mi problema, a que las profesoras tuvieran razón, me hacía quedarme las historias en mi cabeza y reproducirlas como si se trataran de una película.

            ¡Así que como dice mi amiga Bea: “ama y cree, que los sueños siempre se cumplen” ¡ Aquí estoy, creyendo, luchando, perseverando….

            ¡Pasad un gran día!