¡Buenos días! Ha llegado el momento de planificar la semana de una manera coherente para que nada se quede en el tintero… ¡Es que los días pasan tan rápido!

            Me da una pena enorme no poder cumplir a rajatabla aquella promesa que hice en uno de los primeros posts, aquella que aseguraba que iba a escribir una entrada diaria como mínimo durante un año. ¡Y es que el 4 de abril se cumple ese año! ¡Y yo no quiero fallar ni un día! Pero no sé qué va a pasar el día después de la operación, ni siquiera sé si voy a poder leer, escribir o estar tranquila, así que mejor preparar el terreno por si acaso, ¿no?

            ¡Tengo una entrevista chulísima para este jueves! ¡Y tengo guardadas cuatro más en el ordenador, esperando su turno para ilustrarnos! Y quiero publicarlas todas en los días que les aseguré a los autores. ¡Ya sabéis que la planificación es lo mío! Así que he decidido hacer lo siguiente: mañana Los Cofres del Saber, el martes presentación de entrevista, el miércoles entrevista y el jueves impresiones. Y el viernes…. ¡pues está por ver! Si puedo escribo un par de líneas o un post entero y si no, pues ¡mala suerte! No puedo preveer qué pasará ni cómo estaré. ¿Me vais a perdonar si fallo un día por fuerza mayor?

            Ahora me gustaría explicaros lo que estoy haciendo con El Secreto de las Cuartetas… He creado una página en Facebook para ir contando todo aquello que suceda antes y después de la publicación (visitadla pinchando aquí). También he avisado a todos mis conocidos de que me voy a lanzar a la piscina de Amazon y he confiado en unos amigos para que me ayuden. ¡Bea Magaña me está haciendo de correctora! ¡Y Enrique Monzo me preparará la portada! ¡Y me siento súper arropada por muchísima gente! ¡Así que gracias!

            No he logrado sacarme el pánico de encima ni la angustia ni la ansiedad que provoca el saber que sigo en la cima de un acantilado con una bruma espesa bajo mis pies y que estoy dispuesta a saltar. ¡Y lo voy a hacer! ¡Aunque me estrelle contra unas rocas puntiagudas y afiladas y me corten la esperanza! ¡Seguro que resurgirá como un Ave Fénix!

            Ahora, mientras espero a que Bea y Enrique tengan tiempo para ayudarme, les estoy tan agradecida que les daría las gracias cada día mil veces, voy escribiendo la tercera parte de mi saga, aunque después de tantear el terreno no sé si vale la pena… ¡Y voy dando tumbos! Es como si fuera montada en una montaña rusa donde la ilusión de escribir va subiendo y bajando a una velocidad pasmosa.

            Hace años me prometí a mí misma no encarar una publicación en solitario hasta que todos los intentos por seguir una vía normal hubieran fracasado. Y ahora estoy a punto de subir un libro a Amazon, ¿será que en mi fuero interno he tirado la toalla? No sé, son seis años con una misma agente, muchos de los cuales fueron de auge editorial… Eso me da qué pensar… ¿Acaso hice bien esperando a que las cosas cambiaran? ¿Me equivoqué al confiar ciegamente en llegar a la meta? Sólo el tiempo puede contestar esas preguntas…

            ¡Cómo me gustaría que todo fuera distinto! No puedo arrancar de mi interior esa manera de sentir y de ver la realidad, ese miedo a lo desconocido que me hace despertarme a media noche con el corazón acelerado y los nervios disparados, ese pavor a saltar y estrellarme, esa sensación de que me voy a despeñar… ¡Ahora tengo los ojos cerrados, el estómago agarrotado y respiro con dificultad! ¡Uffffff! ¡Qué nervios! Aunque voy a seguir adelante, voy a apostar fuerte, voy a saltar…

            ¡Pasad un buen día!