Sonreír, sonreír y sonreír

7:07 Pat Casalà 0 Comments

¡Buenos días! Hace calor y parece que por fin el verano ha decidido instalarse en Barcelona. Ya era hora… Mi cena de ayer fue espectacular, en una terracita, en compañía de cinco amigas divertidas, con ganas compartir anécdotas y confidencias a la luz de la luna, buenas tapas y un sinfín de risas.
Hoy tengo otra… ¡Y mañana comida! ¡Y el sábado otra cena! ¡Y el domingo una comida! Uffffff, no sé si llegaré sana al lunes…
Llevo casi un mes en una nube de ilusiones, con Ecos del Pasado en el Top100 de Amazon, sin moverse de ahí y la emoción de descubrir nuevas ventas a cada minuto. Porque si algo he aprendido estos días es que el marcador del KDP es adictivo…
Cuando alguien me llama y me dice: «¡acabo de comprar tu libro!», sé al instante si es cierto o no, porque el marcador recoge esa realidad al cabo de unos minutos.
Debo reconocer que lo observo muchísimos instantes del día, sin contener los nervios. Y es que todavía ahora, tras veintiocho días entre los más vendidos, sigo con la impresión de que mi sueño se desvanecerá de repente.
Mi cabeza anda revolucionada, con demasiadas emociones que la vapulean sin piedad. Me disperso con facilidad fuera del trabajo, quiero abarcar tantas cosas que a veces no soy capaz de conseguir ni una. No tengo la calma suficiente para corregir DUO ni para dejar de ilusionarme con lo que me pasa.
Y es que si llevas casi toda una vida esperando algo y de repente sucede, te cuesta asimilar que sea cierto. Nada ni nadie va a empañarme estos momentos mágicos, ni siquiera aquellas personas que buscan herirme ocultándose bajo un manto de inocencia.
Llevo tanto tiempo postulando que es importantísimo vivir el momento, permitir que tus emociones se nutran de las circunstancias que te envuelven, que no voy a perder la sonrisa mientras siga ahí, a pesar de los pesares.
Ayer una de mis amigas me comentó que se había leído la novela de una sentada porque la atrapó. Eso vale más que mil palabras. La empezó un sábado a las seis de la tarde y la terminó a las seis de la madrugada, sin abandonarla en ningún momento.
¡Qué bonito es sonreír! Ojalá esta sensación me acompañe mucho tiempo.

¡Feliz día! J

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