Nuevos retos
¡Buenos días! Esta semana apenas he contado con
tiempo para respirar. El lunes llegué a la oficina con pocas ganas y hoy me
parece que llevo más de tres meses seguidos trabajando…
Durante las vacaciones de Navidad me llegó un
email precioso acerca de una reseña de Los
mundos de Esme en el blog El
aventurero de papel, os invito a leerla (enlace).
Cunado echo la vista atrás me siento muy orgullosa
de los logros conseguidos estos últimos años. No he llegado a la cúspide de mis
deseos ni tengo la capacidad de hacerlo, pero cada hito alcanzado es una dosis
de ilusión para mí, porque he luchado por mejorar muchísimos aspectos de mi
vida y a día de hoy puedo presumir de avanzar en muchos caminos que antes me
parecían altas montañas empinadas.
Una faceta creativa que me causaba angustia era el
diseño. Enfrentarme a la realización de portadas me parecía algo imposible, no
tenía ni idea de cómo compilar más de doscientos folios en una imagen. Para encontrar
una foto que invite a leer una de mis historias fue el primer paso para
plantear las portadas en mi mente.
Tardé más de tres días en tener ideas claras de cuál
era la mejor representación de cada novela, abrí cuentas en varias páginas de
descarga de fotografías, busqué con ahínco las imágenes que había trazado
mentalmente, con deseos de conseguir ver la trama en ella.
La tarea era maratoniana, quiero subir cinco
novelas en poco tiempo, más las dos de la Serie Estrada (que por suerte ya
tienen la portada desde el principio). A parte de corregir, releer, pulir y
estar convencida de que vale la pena apostar por un manuscrito en concreto, la
portada ha de reflejar el espíritu de la trama, dar una pista acerca de qué
encontrará el lector en las páginas.
Tras varios días de búsquedas me decidí por las
fotos que se convertirán en la imagen de cada novela. Olas bajé en mala
calidad, tal como te la dejan en las páginas de compra, las subí a un editor
simple de fotografías, inspiré profundamente y me decidí a probar tipografías.
Uffff, pensaba que nunca aprendería a usar el
editor, pero poco a poco conseguí superar las barreras de la ignorancia y
conseguí darle un toque interesante a cada fotografía. Una vez terminado mi
trabajo lo mandé a las beta para que me dijeran si las bases para las portadas
reflejaban las historias.
Sus comentarios fueron positivos y muy
instructivos. A partir de ahí le pedí a mi cuñado Ósxcar que me ayudara. Vino a
casa, hicimos pruebas de cada portada y cuando vimos cómo podían quedar
compramos las fotos. Ahora solo queda esperar a que él maquete la imagen final.
Es increíble enfrentarse a un reto y salir airosa
de él.
¡Feliz día! J
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