¡Os quiero!
¡Buenos días! Estoy tan feliz que no quepo dentro
de mí. Lejos queda esa etapa en la que mi faceta de escritora me parecía oscura
y triste, cuando deseaba abandonarla, dejar pasar las historias que pueblan mi
mente, arrancarme la creatividad.
Ahora las sonrisas y la felicidad me acompañan en
el camino diario, he aprendido a gozar de las pequeñas cosas, a vibrar con cada
recodo agradable y a no esperar nada del futuro, a solo vivir el presente con
la emoción que se merece.
Recuerdo mis ansiedades al abrir este blog, cómo avanzaba
cada día hacia la luz con muchas dificultades, los primeros comentaristas, las
amistades incipientes y el estado de espera en el que vivía. Me costó un arduo
esfuerzo dejar de creer en imposibles para bajar al suelo de la realidad y
avanzar con la certeza de que publicar no era el fin de la escritura.
Para recorrer este sendero espinoso, con curvas sinuosas
y lleno de obstáculos que muchas veces impedían descubrir un resquicio de luz
al final, he contado con personas entrañables a las que adoro. Sin ellas nunca
habría superado esa sensación de frustración ni hubiera llegado a un lugar
donde la vida me parece un arcoíris lleno de esperanza.
Hace años pensaba que la amistad era algo vedado para
mí, un lugar pantanoso donde me hundía al intentar conquistar el corazón de una
amiga. Soy distinta, siento diferente a la mayoría y mi mundo de fantasía a
veces traspasa la frontera de la realidad para llenarme de palabras
emocionadas, como si fuera capaz de tocar las historias con las manos para
ponerlas a sus pies.
Es difícil entender mi predisposición a sacarle
punta a las situaciones cotidianas, a contar cada pedacito de mi día a día con
bombo y platillo, aderezándolo con ingredientes secretos para hacerlos más
emocionantes. Pero un día llegaron a mi vida personas maravillosas y aprendí a
soñar, a creer, a compartir mis desvelos sin miedo a sufrir un rechazo.
Por suerte la vida me había ofrecido una familia
perfecta, un marido al que adoro y con quien llevo más de veinticinco años de relación,
dos hijos increíbles y una carrera que me facilitó la entrada a mi trabajo
actual. Me he ganado mi puesto día a día, sin dejar de luchar por sacar las
tareas adelante, sin dejar de sentir cada una de las siete entidades que están
bajo mi control como propias.
Ese paso me trajo a Mabel y, a pesar de que en
pocos meses se mudó a Suiza, me enseñó una clase de amistad que no intentaba
cambiarme, solo abrazar lo que le ofrecía. Al poco tiempo apareció Senda, con
esa manera intensa de analizar cada variable y su cercanía. Siempre está ahí y
es increíble. Mara y Mercè fueron las últimas en aterrizar y han acabado de
llenar mi círculo. Sin olvidar a Carla, Dolors y Rosa. Ellas me han devuelto la
alegría, me han ayudado en el proceso de entender la grandeza de la escritura y
de la amistad. ¡Os quiero!
Tengo noticias increíbles, pero de momento no os
las puedo dar. Solo diré una cosa: ¡No me lo creo! ¡Siento que estoy a punto de
volar hacia el cielo! (Sí, llevo dos días con las lágrimas flojillas y un poco
ñoña, pero así soy yo…).
¡Feliz día! J
Jajajajaja... Te entiendo... Espero las noticias
ResponderEliminarLa noticia bomba es que en 2017 saldrán cuatro novelas mías de la mano de dos editoriales. ¡Me parece un sueño hecho realidad!
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