¿Giramos la bola del mundo?
¡Buenos días! Mi mente parece decidida a aparcar
las ideas para disfrutar de unas merecidas vacaciones. No quiere idear historias
ni pararse a pensar en las ya escritas, se dedica a llenarme de serenidad, como
si los días solo contuvieran una lenta melodía llena de notas interesantes.
Por las tardes me dedico a hacer recados, a llevar
los libros a destinatarios interesados en comprarlos y a planear viajes que de
momento no voy a hacer. Para mí el Skyscanner es adictivo. Me encanta poner
fechas de salida y de llegada desde Barcelona a cualquier lugar y así explorar
los posibles destinos, con la emoción de descubrir el millar de opciones que
ofrecen.
De momento este año nos toca quedarnos en casa
hasta que nos digan la fecha del viaje a USA de mi niña y pasarnos los días
soñando despiertos con destinos increíbles sin decidirnos a ir a ninguno.
La idea de pasar un verano tranquilo en mi casa de
la Cerdanya, acompañada del Mac y sin otra obligación que tomar el sol, pasear,
escribir, leer y disfrutar de la naturaleza sin los horarios rígidos de la
rutina laboral me parece la mejor opción viable para desconectar un tiempo,
pero no descarto conseguir un tiempo para hacer algo diferente, como coger el
coche y perdernos por las playas del sur de España unos días…
Me apetece tomar el sol, no pensar en las
obligaciones, alejarme del móvil, de las redes sociales, de las búsquedas en
Internet, de cualquier cosa que sea una obligación.
Si pudiera pondría rumbo a ninguna parte, giraría
la bola del mundo de Bruno y Aurora para decidir un destino cada pocos meses
para visitar mil sitos interesantes. Pero la posibilidad de llenar una mochila
con cuatro cosas para volar a sitios desconocidos sin pensar en otra cosa que
disfrutar del momento parece demasiado alejada de mi realidad.
Los títulos de mis novelas siempre tienen una
mención especial en sus páginas, son palabras que pronuncia uno de los
personajes o ideas acerca de la trama que cobran mucho sentido al leerla.
Rumbo a
ninguna parte saca su título de la idea de Aurora del futuro,
resumida en este diálogo con Bruno:
—¿De
verdad te gustaría desaparecer? —pregunta el chico sin soltarla—. ¿A dónde
irías?
—Pondría
rumbo a ninguna parte. —Aurora se permite una leve sonrisa—. Me encantaría
hacer lo mismo que Lucas y Sara en la serie Los Hombres de Paco… No me mires
así. Me encantaba esa historia de amor.
Él le
acaricia la mano con delicadeza, deseoso de acercarla otra vez.
—¡Eres
una friki! ¿Los Hombres de Paco? —Se
carcajea un segundo y ella esgrime una mueca de vergüenza—. ¡No te lo tomes
así! No te imagino enganchada a esa serie tan cutre… Cuéntame lo que hacen esos
dos, me has dejado intrigado.
—No les dejan
estar juntos por la diferencia de edad y deciden escaparse. —Se muerde el labio
inferior—. Para elegir el destino ruedan una bola del mundo con los ojos
cerrados y fijan su rumbo donde quedan sus dedos unidos al detenerse. Les sale
Madagascar.
—Sería increíble
hacer algo así.
—A mí me
gustaría cambiar de lugar cada medio año, no echar raíces, trabajar un tiempo
en cada sitio, con una mochila, sin más obligaciones que ser feliz. Y cada seis
meses rodar la bola del mundo, a ver dónde me lleva el azar.
—¡Mola!
Pero siempre llega el momento de quedarse en algún sitio, ¿no? Ser un
trotamundos está bien unos años, pero no toda la vida.
¡Feliz día! J
Uy!! Interesante saberlo
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