Love is in the air
¡Buenos días! Ayer me decían que el blog lleva una semana llenándose
de romanticismo. Entre la entrada de mi paseo nostálgico por Palma, el Encuentro
Romántic Mediterránea y la entrada de ayer sobre los amores de película no he
parado de hablar sobre el tema.
Y es que el amor es mágico, consigue acercarte a las personas,
vibrar, expandirte y sentirte en la cúspide del mundo. ¿Quién no ha hecho
alguna locura por amor? ¿Quién no ha soñado con vivir una historia que le haga
estremecer?
Para mí el amor es el único sentimiento capaz de sacar la
parte negativa o positiva de una persona. Aunque no soy de las que defienden a
capa y espada que todo está permitido cuando amas. Hay una serie de reglas
importantes, sobre todo las morales.
Escribir sobre historias donde los obstáculos impiden avanzar
me llena de emociones, destapa mis sentidos y consigue transportarme a esos
instantes en los que sentí esa fuerza arrolladora de la química del amor,
llenándome de emoción.
Algún día debería plantearme darle continuación a las tramas
en el papel, saltar unos años en el tiempo para ver dónde están las parejas en
ese instante, darles una vuelta a sus historias y descubrir cómo se han adaptado
a los cambios inevitables de la connivencia.
A veces me quedo soñando despierta en ese futuro, buscando una
continuidad a cada una de las historias de amor escritas, implicándome en el
avance de sus relaciones y encontrando un sinfín de ideas para proseguir con
ellas en una novela más adulta.
El amor se apacigua con el paso de los años, se asienta y
consigue crear una sincronía perfecta. Se convierte en una conciencia llena de
momentos perfectos, construida a base de recuerdos.
Mi marido está en China desde el lunes. Con mi escapada a
Mallorca apenas tuvimos tiempo de compartir unos minutos para despedirnos. Ayer
me llamó por WhtasApp para decirme que me echa de menos. Es precioso tras veinte
años de matrimonio.
¡Feliz día! J
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