Echar de menos
¡Buenos días! Quiero
llenar este lunes de color, emoción y sonrisas. Hoy se cumple un mes de la
partida de Irene a Arkansas con su familia americana. En este tiempo ha
demostrado su gran madurez y valía como persona. Se ha adaptado, ha conseguido
enviarnos mil fotos con su preciosa sonrisa y nos ha contado varias anécdotas
increíbles para hacernos partícipes de cómo la vida en otro continente se llena
de excitantes experiencias.
Cada mañana al
levantarme miro la puerta cerrada de su habitación. Hay días en los que la abro
para despertarla y enseguida recuerdo que está lejos. La echo en falta, la casa
no es lo mismo sin ella, pero se la ve tan feliz que me alegro de haberle dado
la oportunidad de interactuar en otro lugar, de llenarse con esta aventura sin
igual.
La semana que viene
cumplirá dieciséis años alejada de la familia. Quizás ese sea el momento más
duro para todos porque estará muy lejos para achucharla. Y los dieciséis es una
cifra importante. ¡Estaremos con ella de corazón!
Esta noche no he
logrado conciliar el sueño porque mi cabeza le daba vueltas a los comentarios
de una de mis beta de MVST. A veces cambiar un poco de género y escribir tan
rápido me hace obviar los silencios necesarios para dotar a la trama de
agilidad o de llenar espacios con acciones más suaves para llegar a los
corazones de los lectores.
Mi cabeza es como un
ordenador sin botón de apagado. Se ha pasado la noche analizando cada trozo,
haciéndose un croquis de la trama para buscar dónde añadir historia y qué tipo
de escenas deben ocupar esos espacios.
A veces me gustaría
contar con el Off porque dar tantas
vueltas en la cama no vale la pena. Nadie espera esta novela, solo mi cabeza
quiere acabarla, y quizás puede esperar a la luz del día. Pero qué se le va a
hacer, soy así y no puedo desenchufarme cuando me apetece.
Por otro lado también
avanzo en otra historia, dándole vueltas a la trama porque es de aquellas
difíciles. Hay tres voces en vez de dos y un par de escollos complicados. Pero
a veces hay que escuchar la voz del corazón para saber hacia dónde se encamina
una historia.
Uno de los hándicaps de
escribir romántica es que la historia se termina cuando la convivencia y los
problemas están por llegar. Al empezar esta segunda parte de la serie me
planteé varias incógnitas: ¿cambia la gente por amor? ¿O acaba regresando al
mismo lugar? ¿Está todo arreglado con un te amo? ¿O al cabo de un tiempo las
cosas volverán al mismo lugar? Decidí explorar esas incógnitas para darle una vuelta
de tuerca a una de las relaciones porque se merecía eso, averiguar cómo termina
de verdad.
¡Feliz día! J
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