Manías de escritora
¡Buenos días! El
viernes es un día lleno de emociones. Por fin puedo pensar en los dos días de
serenidad sin las mil obligaciones laborales y tengo tiempo para dejar vagar mi
mente por los mundos imaginarios y ver si al fin me lanzo a escribir la última
novela de la serie.
Tengo varias «manías
literarias» que me acompañan en mi escritura. Me gustan los capicúa, mis
manuscritos siempre tienen un número de DINA4 que cumpla el requisito y desde
hace unas seis novelas también intento que las palabras cumplan con esa
numeración mágica.
Corregir con esa
premisa es divertido. Voy mirando el contador de palabras del Word y pienso: he
sacado dos, he puesto tres, me sobra una… Quizás sea deformación profesional,
me entiendo muy bien con el lenguaje matemático… ¡Me encantan los Excels! En la
última historia he rizado el rizo y también los capítulos son capicúa.
Otra «manía» es poner
la fecha en la que empiezo a escribir en la parte superior del primer folio,
así después puedo calcular los días exactos de escritura. La última solo me ha
costado treinta y seis días… Lo sé, si le sumas el trabajo, la casa, las horas
de baile y las lecturas apenas me queda tiempo para respirar. Sin embargo yo
tengo la sensación de que escribo poco…
Quizás la «manía» más
inconfesable es que durante la escritura de una novela escucho durante semanas
la misma lista de spotify, incluso repito una canción durante horas con el repeat. Paso mis horas en el despacho
con los cascos puestos, así que mi inmersión en la banda sonora de la novela es
absoluta. Hasta el punto de asociar una escena a una canción o de recrear los sentimientos
de unos personajes cuando las escucho en otra parte. Hay veces que hasta mi
hijo me dice: «¿no te cansas de la misma música todo el rato?».
Cada una de esas «manías»
me ayuda a disfrutar de la creación porque nunca podré expresar en palabras lo
maravilloso que es pasar las horas acompañada por personas imaginarias, sentir
como ellas, ponerse en su piel… ¡Es mágico, brutal, increíble, maravilloso! Y
jamás renunciaría a ello.
Ayer fui con una amiga
a ver Bridget Jones baby y me lo pasé
en grande. Hacía tiempo que no me reía tanto con una película, hubo un momento
que de poco me atraganto con una palomita. De verdad, vale la pena ir a verla
porque han conseguido darle un toque de humor increíble.
Y llegamos a la
entrevista que Carmen, la administradora del blog Libros escondidos, me hizo (enlace). Llevo muchos años escribiendo,
he pasado por una montaña rusa de sensaciones y momentos, conseguí aprender a
valorar cada recodo del camino, a ser feliz con mis beta, a disfrutar de su
compañía sin esperar más, solo ellas, mis novelas y la emoción de compartir parte
de la creación.
Sé que me quieren
porque en caso contrario no aguantarían mis momentos de inspiración ni mis
lluvias de ideas. Ellas consiguen darme alas para creer en mí, pero a veces
flaqueo. Y que alguien como Carmen me diga que mis novelas la emocionan me hace
llorar de alegría (ya sabéis que cuando me emociono lloro…). Es precioso y
nunca me cansaré de agradecerle sus palabras.
¡Feliz día! J
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