Sentir, vibrar, crear

7:07 Pat Casalà 0 Comments

¡Buenos días! La semana ha empezado un poco enrarecida, con mi marido en Madrid, mi hija en la otra punta del mundo y Àlex a punto de empezar sus estudios superiores. Ayer apenas fui capaz de avanzar unas páginas en la novela, pero a medida que pasan los días la tengo más clara en la cabeza, igual que la última de la serie.
¿Por qué la inspiración es así de caprichosa? A veces esta pregunta me atormenta, sobre todo cuando tengo una historia a medias y al intentar continuar no encuentro el tono ni veo las escenas en mi mente. Necesito sentirlas, que invadan mi interior con una fuerza arrolladora, que se apoderen de mi cabeza, de mi alma, de mi cuerpo.


Es difícil explicar esa extraña simbiosis entre los mundos imaginarios y mi realidad, cómo puedo sentir cada giro de la trama como propio y cómo me evado a un lugar donde mi vida es otra.
Para crear historias necesito vibrar con ellas, conectar con su entorno, crecer con cada personaje y sentirlos parte de mí. Tengo una facilidad increíble para irrumpir en esas vidas en cualquier momento y lugar cuando me acompaña la inspiración. Da igual si estoy en el AVE, en una piscina llena de gente, en la calle o en un bar, al mirar la pantalla del ordenador mi mente se evade de la realidad para sentir el embiste de la historia.


Tengo esa capacidad desde niña. Entonces no la entendía porque era capaz de soñar despierta con realidades inexistentes, de quedarme quieta en un rincón mientras me sentía transportada a otro lugar, sintiendo como si estuviera allí. Podía amar, llorar, desgarrarme, sentir la adrenalina surcar mi organismo o cómo se me llenaban los ojos de lágrimas al crear una escena en mi cabeza.
Con los años esa capacidad creció, se apoderó de mi interior y me mostró un camino para exteriorizarla. Y sí, quizás soy adicta a escribir novelas porque no puedo vivir sin ese subidón, sin conectar con los mil mundos que pueblan en mi mente.


No es fácil convivir con un cerebro donde caben multitud de ideas a la vez. Me costó muchos años encontrar el equilibrio, y más con la reacción en cadena de mi cuerpo en algunos instantes. Porque mi sensibilidad es un rasgo importante de mi carácter. Siento y siento mucho. Conecto con unos personajes, ya sean de novela, de serie, de película… Y los siento como parte de mi interior.
A veces esa capacidad se funde de repente, me aleja de mis protagonistas del momento, se niega a apoderarse de mi razón, me deja seca de imágenes y sensaciones para avanzar en la trama. Es como si el vacío ocupara cada resquicio de mi ser, como si me faltara la chispa vital para sonreír…    
La buena noticia es que de repente vuelve a irrumpir con una fuerza arrolladora y las ideas se plasman en los folios con una facilidad pasmosa.

¡Feliz día! J

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