Mi aventura de crear mundos paralelos
¡Buenos días! Ayer intenté terminar la novela, lo
di todo, escribí más de cinco mil palabras, pero no llegué al clímax. Todavía
me falta un capítulo y tres folios. (Sí, cuento los folios por eso de mi manía de
los capicúas… Y también las palabras…).
La buena noticia es que mi cabeza sigue con las
ideas muy claras, sin desfallecer en ningún momento, planteando ya el siguiente
guion para delimitar un final de serie a la altura de cada historia.
A veces tiendo a darle vueltas a cómo he llegado
hasta aquí, a qué he perdido y qué he ganado por el camino y a cómo la fuerza
de voluntad me ha ayudado a superar unas ideas absurdas y unos deseos
inalcanzables. Tras años de lucha he llegado a un lugar mágico donde la
felicidad me saluda cada mañana.
Es maravilloso sonreír ante lo que te ofrece la
vida y saborear el poder de las palabras creando mundos donde las interrelaciones
con mis personajes me llegan al alma. Puedo ser la constructora de sus
historias, convertirme en la titiritera de sus aventuras, crearles
personalidades a mi antojo y descubrir cada uno de los giros de sus tramas.
Sin la presencia de unas personas en mi vida creo
que jamás hubiera llegado hasta aquí, con cuatro contratos de publicación bajo
el brazo para 2017 y la emoción de disfrutar de un camino lleno de intensas
emociones, donde cada historia consigue tocarme la fibra sensible con su varita
mágica.
Recuerdo mis días bajos, aquella sensación de
tener el alma en espera, como si lo más bonito todavía estuviera por llegar. No
era consciente de que tenía algo demasiado preciado como para no adorarlo. Mi
imaginación, mi capacidad para sumergirme en mundos paralelos, mi ilusión al
trazar las historias y la increíble sincronía de mis emociones con las de los
protagonistas.
Sin mi grupo de amigas que me leen, me comentan y me
ayudan a descubrir los fallos no estaría aquí, me hubiera perdido por la
alcantarilla de la frustración, sin darle valor a la increíble sensación de
sentirse creadora de tramas, de personajes, de diálogos, de instantes.
Apreciar esa parte fue la mejor medicina para mi
alma, mantener discusiones sobre mis tramas con mis beta me ayudó a entender el
valor incalculable de la amistad, de la creación y de la satisfacción personal
y eso terminó de desbloquear el proceso, dándome alas para escribir a la
velocidad de la luz, con una fiebre creativa que me impulsa a buscar huecos en
mi ajetreada vida para seguir adelante sin perder esa sonrisa feliz.
Ayer fui a buscar una taza muy especial. ¡Gracias
Shia por diseñarla! ¿A qué mola?
¡Feliz día! J
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