Decidir destino en un instante

7:07 Pat Casalà 0 Comments

¡Buenos días! Parece que la ola de calor empieza a retirarse para dejarnos días menos asfixiantes en la ciudad. Ayer mi niña inició la rutina en el otro lado del mundo y yo fui a mi primera clase de Zumba después de un verano de gimnasia de dedos. Ahora no me puedo mover sin sentir agujetas en cada parte de mi cuerpo.
Bailar me ayuda a deshacerme del estrés del trabajo, a relajarme y a dejar la mente en blanco durante una horita… Es un ejercicio perfecto para el cuerpo, una manera entusiasta de conectar con mis emociones.


Como me temía la vorágine de la normalidad me seca algunas ideas y me cuesta más avanzar en la novela, pero no estoy para nada descontenta con su avance, consigo conectar mucho con Swan y Steff, son dos personajes con mucha fuerza y me encanta trabajar con ellos.
A veces pienso que podría cerrar los ojos y traspasar a mi mundo de fantasía…
Este verano no teníamos nada previsto, era un año incierto porque no sabíamos el destino de Irene ni cuándo se iría ni con quién. Podía viajar entre el veintisiete de julio hasta el tres de septiembre. Tampoco sabía si me podría coger las vacaciones cuando quería, en el despacho teníamos una operación a medias. Así que llegamos al día treinta sin billetes ni ideas acerca de qué hacer.
Sin saber nada de Irene, con las vacaciones concedidas y muchas ganas de salir de Barcelona me senté en el sillón del comedor el sábado treinta a las siete de la mañana. Nos la íbamos a jugar, nos iríamos a algún sitio improvisado durante ocho días y si nos llamaban para que mi hija se fuera lo retrasaríamos lo necesario.


Empecé buscando cruceros, los de última hora tenían un precio increíble, pero cuando fui a contratarlo descubrí un problema añadido: el pasaporte de Irene estaba en Madrid, en la Embajada de EEUU para acabar de tramitar el visado. Así que cualquier destino fuera de la UE quedaba descartado, incluyendo los cruceros porque para embarcar el pasaporte es obligatorio.
Mi siguiente destino fue Eslovenia y Croacia. Busqué vuelos, hoteles, ruta… Y al llegar al coche de alquiler para recoger en un país y devolverle al otro descubrí que no era posible.
Así que vuelta a empezar…
Entonces recordé esas fantasías infantiles de ir al aeropuerto y decir: «deme billete en el primer vuelo que salga». Era uno de mis pendientes en mi lista de ideas descabelladas que quiero realizar durante mi vida. Y usé el Skyscanner con unos parámetros fáciles: cualquier destino de Europa para cuatro personas saliendo ese mismo día.


Había algunos vuelos a ciudades españolas, a Italia y a Francia, pero el que llamó mi atención fue el de Praga. Y lo compré sin pensar. Era para esa misma tarde a las seis, apenas nos quedaban unas horas para prepararlo todo… Decidí coger la vuelta desde Viena al cabo de nueve días, sin pensar en cómo iríamos de Praga a Viena… Y reservé los hoteles. Solo tuvimos tiempo de una comida rápida, colocar la coneja de mi hijo, hacer las maletas y correr al aeropuerto… ¡Fue genial!

¡Feliz día! J

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