Mirar atrás
¡Buenos días! El tiempo pasa volando y apenas en un parpadeo
ha avanzado llevándome a un instante alejado de cuando empecé una novela o me
inicié en el mundo de la publicación o mis hijos eran unos bebés. Es como si la
memoria nostálgica me recordara instantes perdidos en el pasado y al enfrentarlos
ahora me parecieran demasiado cercanos, como si pudiera alargar la mano para
tocarlos con facilidad.
Todos tenemos días buenos y días malos. Es inevitable,
cuando te enfrentas a un bache en el camino sueles mirar atrás para darte
cuenta de lo mucho que has avanzado. A mí me sirve para ver las cosas en perspectiva
y no sentirme tan perdida a veces, cuando las situaciones se descontrolan.
No ha pasado nada importante, cositas tontas de aquellas que
me duelen, como perder una de mis joyas sin saber cómo o encontrarme con una
serie de desafortunadas circunstancias que me hacen dudar de cosas simples.
La buena noticia es mi predisposición para ver la vida con
una emoción intensa, para no dejar de aporrear el teclado, para no parar de
trabajar ni de sonreír. Porque al mirar el camino recorrido me doy cuenta de
que ha valido la pena cada recoveco, cada curva, cada momento.
Ayer me dejé las llaves puestas en la moto durante toda mi
jornada laboral. Soy un poco despistada, estas cosas me pasan a menudo.
Hace tiempo trabajaba en el Pedralbes Center, unas galerías
comerciales situadas frente al edificio Planeta, y me dejé las llaves puestas
(sí, otra vez, es algo recurrente…). Ese día, al salir del trabajo tenía una
nota en la moto que me indicaba que las llaves estaban en recepción de ese monstruo
al que aspiraba pertenecer algún día.
Fue algo grande entrar por sus puertas, respirar la majestuosidad
de su interior, sentirme parte de él por unos minutos.
Todavía era una joven ingenua y con demasiados pajaritos en
la cabeza. Pero ayer, al encontrar las llaves puestas en el contacto, recordé
ese instante, mis aspiraciones, mis deseos y mis esperanzas cuando el karma me
llevó a ese lugar donde habitaban mis sueños.
Y es que entonces yo creía que para publicar solo debía
escribir. Tenía la certeza de que en menos de un par de meses completaría un
ciclo que al final tardé más de diez años en cerrar.
Soñar no cuesta dinero, solo la salud a veces…
Es bonito saber que la vida me ha llevado a un lugar mucho
más lleno de paz, donde la felicidad inunda mis venas en muchísimas ocasiones y
la serenidad de caminar por un sendero más plano me ayuda a sonreír a cada
instante.
¡Feliz día! J
Hola, Pat. Hacía mucho que no pasaba por aquí. Como cuentas, yo también tengo mis días y tus palabras me han hecho reflexionar. Yo también pasé un día por delante del edificio que mencionas y creo que mis pensamientos fueron parecidos a los tuyos. Al final, hemos publicado, tenemos un lugar en este mundo y sobre todo, creo que un lugar tranquilo, que es lo que merece la pena. Me ha encantado leerte de nuevo y como dices, lo mejor es sonreír y seguir el camino. Un beso
ResponderEliminar¡Gracias por pasarte por aquí guapa! C5reo que la mejor forma de encarar la visa es duda con sonrisas. ¡Un beso!
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