Amistad, divino tesoro

6:38 Pat Casalà 1 Comments


¡Buenos días! Últimamente me da por la introspección, por darle vueltas a partes profundas de mi vida y a percatarme de lo que es realmente importante.
Ayer me pasé parte de la tarde ahondando en algo banal y acabé repasando sin remedio una parte importante de mi vida en estos instantes.
Mi primer pensamiento fue para la forma en la que mi mente teje los personajes, cómo les da voz y cómo su lenguaje en primera persona, tanto el de los pensamientos como el hablado, muestra su personalidad.
Y es que la escritura es eso, mostrar la esencia de una persona a través de las palabras y su expresión escrita.


Intenté explicárselo a una de mis amigas. La verdad es que cuando entro en fase sentimental y de introspección me vuelvo bastante sensible y le doy vueltas a cosas quizás intrascendentes.
Hablamos de otra cosa, ella está leyendo una de mis novelas inéditas y tenía algunos comentarios muy útiles para mejorar. Me cuesta a veces aceptar las críticas, pero cuando las analizo la mayoría de las veces acabo ajustando el texto a ellas porque las suyas suelen ser muy constructivas.
Entonces, cuando el chat enmudeció y cada una nos dedicamos a nuestras cosas mi mente siguió sin mostrarse interesada en seguir con la novela que tengo a medias y empezó a lanzar pensamientos inconexos sobre instantes de mi vida pasada y de la actual.



Ella es mi amiga. Es real y no un espejismo. Nuestra amistad y la que mantengo con otras tres personas es cierta, tanto que me quieren por cómo soy y yo la quiero a ellas con todos sus defectos y virtudes.
Mi concepto antiguo de la amistad queda muy lejano y obsoleto porque cuando quieres a una amiga y ese sentimiento es recíproco puedes mostrar tu alma al desnudo sin miedo al rechazo, puedes hablar de todo, incluso puedes enfadarte algún día y que ese enfado no trascienda a más porque las personas somos diferentes, tenemos opiniones distintas en muchas ocasiones y la naturaleza humana nos empuja a luchar por nuestros ideales.


En diez minutos estaba dándome cuenta de que en estos años he madurado en el aspecto de cómo ver la amistad, de cómo sentirla y sobre todo de cómo vivirla.
A pesar de la edad todos tenemos una evolución de cada parte de nuestra personalidad. En mi caso fui muy responsable a temprana edad, pero me faltaba mucha madurez en la forma de ver la amistad.
Hoy me levanto con la ilusión de saberme acompañada en mi vida por personas que jamás imaginé, por ser feliz al sentirme libre de mostrar mi interior con ellas y de no avanzar con la ansiedad de sentirme juzgada ni necesitar esforzarme por actuar diferente a cómo lo siento.
¡Feliz día! J

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1 comentario:

  1. La amistad infantil o adolescente poco tiene que ver con la de la madurez, al menos en su concepto; la amistad también evoluciona.
    Bonita reflexión.

    Besitos 💋💋💋

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