Y era él... ¡Mi Dylan!
¡Buenos días! El miércoles pasado, en el gym, me encontré
cara a cara con mi Dylan. Fue algo del todo casual y me llenó de una magia
intensa porque, ¿qué posibilidades existen de ver a uno de mis personajes
reflejado en un chico que bajaba las escaleras para ir a machacarse en las
máquinas?
Fue una sensación rara, de esas que todavía ahora me hace
pensar y darme cuenta de cuánto me son cercanos los personajes.
Me quedé bastante parada y ahora me doy cuenta de mi
comportamiento tonto. ¡Debería haberle detenido y pedido una foto! ¡Incluso el
teléfono para que participara en una futura portada!
Pero pasó muy rápido y no reaccioné…
Yo subía las escaleras enganchada a mi libro digital y un
chico todo vestido de negro las bajaba. Tenía los brazos tatuados, como Dylan,
era moreno, musculoso, con un aire así chulesco… ¡Y Dios! ¡Me di cuenta de que
era él! ¡Mi Dy! ¡El mismo que mi cabeza reproduce mientras escribo!
Debió pensar que estaba un poco ida porque emití una especie
de gemido y lo observé alucinada, con una sonrisa extraña y una sensación
inquietante en la barriga, como si miles de alas se batieran en ella.
Fue solo un segundo de contacto visual, el suficiente para
que mi corazón se acelerara y mi respiración le siguiera en la escalada hasta
resuellos intensos.
Cuando empiezo una novela busco a mis protagonistas entre
los famosos, pero después, mientras escribo, esos personajes se llenan de alma,
de corazón, de emociones y forma de ser, de ideas, pensamientos y sensaciones.
Entonces su imagen inicial puede cambiar un poco en mi mente, convertirse en
alguien parecido, pero a la vez diferente.
Y es que cada uno de ellos evoluciona a medida que avanza la
historia, madura, cambia, se adapta a las situaciones y me muestra una imagen
clara de cómo es.
En mis tableros de Pinterest (enlace) elijo los protagonistas
iniciales. Sus características físicas me ayudan a hacerme una composición de
lugar, a darles un espacio en mi mente y a no desviarme nunca de cómo son. Sin
embargo la escritura muchas veces los convierte en personas con rasgos un
poquito más adecuados a mi imaginación.
Estoy decidida a pararle si me lo vuelvo a encontrar, a
armarme de valor y explicarle la realidad, a ver si no me toma por loca, y si
tengo esa suerte, si otro miércoles me cruzo con él, prometo conseguir su
imagen para la portada de mi libro el día que termine la continuación y me
lance a la búsqueda de editorial para su publicación.
¡Feliz día! J
Por un segundo me había creído que te habías encontrado con Nico Tortorella y estaba flipando en colorines.
ResponderEliminar¡Ojalá!!!!!! Me hubiera encantado... Pero no, era su doble... ¡Creo que si hubiera sido él me hubiera a lanzado a pedirle la foto! ¡Un beso!
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