Escribir romántica
¡Buenos días! Llega un momento en el que debemos dejar a un lado nuestros deseos para dejar fluir los de los demás porque la vida es compartir, sentir, crecer y caminar juntos hacia una mejor versión de uno mismo.
Escribir sobre el amor, el romanticismo, las parejas, cómo se llega a luchar por conquistar el corazón de la persona que va a compartir toda su vida con un personaje, requiere de entender los sentimientos, o como mínimo de intentarlo, de buscar un modo de meterse en la mente y el corazón de un personaje para sentir como él y vibrar con la emoción de ese primer amor tan puro y lleno de ilusiones.
Una de las mejores experiencias de las new adult es experimentar otra vez ese primer amor que llena todo resquicio de nuestro ser, como si se colara por cualquier grieta para abarcar hasta la última molécula que nos conforma.
A esa edad tu mundo suele reducirse a estudiar, los amigos y el amor. Por eso cuando nos enamoramos lo sentimos como algo único, como un todo, como lo más importante de nuestro mundo.
Entrar de nuevo en esa ebullición de los sentimientos, sentir cómo todo se difumina a nuestro alrededor para traernos un sinfín de necesidades nuevas y excitantes, de ilusiones, de sensaciones, de experiencias, es como si consiguiéramos alcanzar una dimensión desconocida.
Ese primer beso, la primera vez, el primer te quiero…
Ayer tuve un encontronazo sin importancia con una conocida y me dijo que era una mujer fría. Para mí es un insulto porque me considero muchas cosas menos fría. No podría serlo para escribir sobre los sentimientos, para transmitirlos a través de las palabras, para conformar la vida de mis protagonistas con ellos, para moldear esas historias de amor que llenan mis páginas, mi mente y mi corazón.
Tras veintitrés años de matrimonio feliz la idea de aterrizar en una historia de amor pasional es preciosa y me llena de energía positiva, ayudándome a encontrar el rumbo para sonreír cada día, para sentir, para alcanzar el cielo de la felicidad.
Vibrar con cada giro de la trama, con ese deseo que crece en el interior de los protagonistas convirtiéndose en fuego, con los instantes álgidos, con el momento exacto en el que al fin se percatan de sus sentimientos… Es como un chute de adrenalina en vena, como una dosis inacabable de emociones, de sentimientos enredados en mi corazón.
Escribir romántica me ofrece tanto… Porque en las historias de amor se esconde el principal motor de nuestra existencia, uno que nos lleva a la felicidad.
¡Feliz día! J
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