El salto al vacío

8:48 Pat Casalà 3 Comments


         ¡Buenos días! Me quedan más de diez días en casa dijo el médico… La verdad es que ahora me encantaría ser un personaje de alguna de mis novelas y tirar atrás en el tiempo para no caerme… Es que entre la inactividad física y el dolor…
            Quizás tantas horas encerrada me estén sentando algo mal. Ayer no paré de darle vueltas, vueltas y más vueltas a la situación hasta marearme. Hay muchas cosas que me han hecho reflexionar, muchas que me recuerdan que a veces la cobardía sólo sirve para esperar, esperar y esperar sin que nada dé frutos.
            ¡Llevo un montón de años esperando, soñando y creyendo! ¡Seis para ser exactos! Desde luego han sido años de trabajar duro, de idealizar la situación, de esperar a que algo maravilloso sucediera, de reuniones, mails sin respuesta, otros con respuesta, dudas, correcciones, pulidos, clases, expectativas creadas, expectativas derrumbadas, angustias, anhelos e indecisión.
            He vivido de cerca un caso similar en otro ámbito, uno en el que las largas, las esperas y los días se han ido sumando con una agonía dura y angustiosa. Cuando aguardas ante el teléfono o el mail una llamada, un correo, una contestación de algo y los días se convierten en semanas y las semanas en meses y los meses en años esa espera te consume, te destruye la credibilidad en ti mismo y te hace desesperar. A pesar de que en momentos puntuales recibas algo que te tiente a continuar esperando, una palabra, una respuesta, un compromiso...
            En el pasado pensaba que eso era cosa mía, de mi carácter inquieto e impaciente, pero si miro retrospectivamente y, ante las evidencias actuales, me doy cuenta de que esa manera de encarar la falta de respuesta a tus preguntas, la desinformación, las expectativas creadas que se van desinflando a medida que pasan los días es algo común en las personas.
            No se trata de inquietud sino de desgaste, cansancio, desilusión e incomprensión. En el caso que me ha tocado de cerca tomar una decisión salomónica ha ayudado a que las cosas caminaran hacia lo que parece buen puerto, aunque sólo el tiempo puede decirlo. Pero el hecho de plantarse, de decidir no seguir con la espera interminable de aquellas largas recibidas, con la angustia de no saber, de quedarse frente al teléfono todas las horas del día y de irse a dormir con la agonía de que no haya sonado, ha hecho que retorne un poco la calma y que las cosas se precipiten en otro sentido.
            Yo soy cobarde, ¡qué se le va a hacer! Llevo tantos años interna en esta situación que ya he perdido las ganas, la ilusión y la creencia de que vale la pena apostar por mis novelas. Soy demasiado crédula, demasiado fácil de convencer y me siento al borde del precipicio, pensando que si salto me voy a estrellar contra el suelo.
            Pero supongo que en algún momento deberé plantarme, mirar a la cara la realidad y tomar una decisión, agarrar el toro por los cuernos y saltar. Quizás sea un salto al vacío y acabe chocando contra el suelo o quizás encuentre un agarre al que asirme. ¡Nunca se sabe!
            A ver, todos aquellos que buscáis desánimo o angustia en mis palabras os diré que no es eso, que es algo más profundo y realista, que a veces las cosas necesitan cambiar para encontrar una nueva senda más recta, que muchas veces debemos aparcar el miedo a lo que hay bajo nuestros pies e intentar bajar de las nubes.
            La reflexión, el pensamiento, las ideas que fluyen y el miedo a equivocarse muchas veces ayudan a centrar los pensamientos y a tomar decisiones medidas, sopesadas y lógicas. Así que sólo pienso en voz alta, le doy vueltas a mis sentimientos, me enfrento a los hechos y encaro realidades. ¡Es la mejor terapia!
            ¡Os deseo un gran día!

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3 comentarios:

  1. Pat, te entiendo, lo pase un poco mal cuando envie ya hace dos años "La cuna" a las editoriales y agencias. Se que tenia muchos errores pero lo que me toco fue un informe negativo, que resulta que el que habia escrito el informe no se habia enterado nada de la historia.
    Ahora no publico nada sin que mi pareja revise mis faltas, ese es mi fallo, pero mientras tenga las musas de mi parte, yo escribire, aunque sea solo para mi y mis amigos.
    No se si un día sonara la campana, de verdad, no lo pienso.
    En cambio siempre ayudo a mi pareja para se lanze a enviar novelas, pero es como una tortuga, va a poco poco. Creo que cada escritor tiene sus manías, sus neuras, sus miedos....
    Bueno decirte que hoy he podido leer (las letras no bailan) y animos Pat. Sigue con tu blog, tus reflexiones y tus musas, pero recuerda que eres especial tienes el don de imaginar, escribir y tus musas. Xddd

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  2. Pat, anímate y no te preocupes.
    Hace unos años me cai de la moto y me fastidié la muñeca, sobreviví porque aprendía a jugar a la consola con los pies, consiguiendo mantener la cabeza distraida.
    Olvida el desgaste, no puedes dejar que nada te haga mella, nunca puedes consentirlo, porque si lo haces, tendrás un problema.
    Un besazo y cuida esa pierna.

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  3. ¡Muchísimas gracias por los ánimos a los dos!!! ¡Intentaré olvidar el desgaste y enfrentarme a mis dudas de la mejor manera posible!!!
    A ver si es verdad que en poco tiempo correteo por ahí....
    ¡Un beso grande!

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