La verdad de Ignacio... La trama 44
¡Buenos
días! El tiempo va adelantándose y poco a poco vamos llegando de nuevo al fin
de semana. El ciclo vital de la semana va adelantándose en el reloj y siempre
nos lleva a momentos mágicos y penetrantes.
Ayer
os prometí un trocito más de Los Cofres del Saber, así que hace unos minutos me
he sentado delante del teclado y he preparado esta parte del relato. ¡Espero
que os guste!
…La
historia de Ignacio me había dejado un regusto amargo, una sensación de angustia
y ternura. El sufrimiento que mostraba su cara era intenso, como si la culpa lo
ahogara y no fuera capaz de perdonarse por lo que pasó.
Lo
había interrogado a conciencia acerca de lo que pasó, intentando llenar las lagunas
y entender exactamente cómo fue posible establecer esa conexión con alguien,
una conexión que lo llevó a quemar su casa sin tener conciencia de ello, a
comportarse como un títere al servicio de alguien que movía los hilos en la
distancia.
-Llevaba
unos meses con el asedio de esos ojos negros -me confesó Ignacio tras muchos
rodeos-. Tu padre me había enseñado cómo neutralizar esos embistes, pero yo era
incapaz de centrarme del todo, requiere una fuerza mental increíble y una concertación
máxima.
Su cara, sus ojos brillantes y un tanto húmedos,
todo su cuerpo tenso, me indicaban sin lugar a dudas que había algo más, algo
que callaba, que lo martirizaba, que no quería compartir conmigo.
-¿Qué
te impedía concentrarte? -le pregunté casi en un susurro, presintiendo que la
respuesta no me iba a gustar.
-No
quiero hablar de eso, Sara.
Una
única y cristalina lágrima se deslizó suavemente por su pálida mejilla. Ignacio
cerró los párpados y tensó los músculos de la cara, apretó los labios y los
puños e inspiró una fuerte bocanada de aire.
-Necesito
saberlo -tableteé yo al borde de las lágrimas-. Necesito oírlo…
Todos
mis sistemas habían descubierto la verdad, fue como si una corriente eléctrica fuera
recorriendo cada átomo de mi cuerpo con una realidad que me ahogaba. Le miré
con impaciencia, con anhelo, con una necesidad imperiosa de que pronunciara
aquello que yo temía, aquello que yo sabía, que iba a constatar una sensación
que hacía demasiados años que me acompañaba.
-Aquella
tarde habíamos discutido -empezó a hablar con los párpados cerrados, sin
atreverse a miarme ni a enfocar nada más que la oscuridad-. Fue
una discusión profunda acerca de tus sentimientos hacia mí, ¿recuerdas?
Asentí
con la mente en aquel instante.
-Me
dijiste que me querías -continúo Ignacio-. Que para ti era más que un amigo. Y
me preguntaste si te correspondía.
-¡Te
enfadaste tanto! -exclamé recuperando aquella sensación de dolor y rabia-. Me
insultaste y me prohibiste tajantemente que te quisiera. ¡Fuiste cruel y
despiadado! Y luego vino el incendio, tu desaparición, los meses de búsqueda,
de pérdida, de preguntarme dónde estabas y por qué me habías abandonado.
Ignacio abrió los ojos. Estaban completamente
llenos de lágrimas y desesperación.
-Nunca
me he perdonado hablarte de aquella manera, pero no podía permitirme esos
sentimientos, no podía permitir que tú me quisieras ni podíamos vivir una
relación normal de pareja. -Negó con la cabeza y apretó los labios-. Te habría
puesto en peligro y nunca me lo hubiera perdonado.
Acercó
la mano a mi cara y rozó suavemente el índice en mi mejilla,
-La
noche del incendio acabé de darme cuenta de que todo aquello que me contó tu
padre era cierto -añadió-, que no podíamos estar juntos, que debía alejarte de
mí.
-¿Mi padre te apartó de mí? -pregunté atónita…
¡Pasad un gran día!!!!!
Hola Pat!! Espero que la recuperación vaya bien y pronto puedas retomar tu frenética actividad.
ResponderEliminarEntiendo que has recibido la confirmación de que tu novela inicia el periplo editorial. Un gran paso por el que te felicito. Ahora sólo queda esperar.Ojalá no sea mucho, pero hay que estar preparado para todo para no agobiarse.
Enhorabuena otra vez!
¡Gracias!!!!! ¡Buen fin de semana!
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