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7:35 Pat Casalà 0 Comments


            ¡Buenos días! ¡Se acabó la semana! ¡Unas horitas de trabajo y dos días de descanso bien merecidos! La verdad es que estoy deseando que llegue este fin de semana… ¡Chimenea, esquí, descanso, escritura y tranquilidad!
            Primero debo advertiros de que mañana empezaré la entrada con buenas tardes, si hay nieve y el tiempo acompaña iremos a las pistas a esquiar durante la mañana y no podré escribir hasta la tarde.
            El post de ayer suscitó muchos comentarios a nivel privado entre algunas de las personas que me siguen. He de daros las gracias por escribirme y seguir aquí. Si os digo la verdad esta última semana he acusado bastante el cansancio de levantarme tan pronto para no dejar a medias una promesa y también he visto cómo las visitas decrecían un poco… ¡En fin! Sigo aquí de madrugada y sigo con la misma ilusión, así que a ver si hacéis crecer de nuevo el contador de visitas…
            Siguiendo con la reflexión de ayer y, a petición de algunos lectores, haré una breve disertación acerca de aquellas personas y aquellas situaciones que han marcado de manera significativa mi vida. Es un ejercicio que todos deberíamos hacer en algún momento de nuestra existencia, uno que nos ayuda a descubrirnos por dentro y a conocernos mejor.
            De pequeña la influencia más importante fue la de mis padres y mi abuela materna. Ellos me dieron unos valores maravillosos que me han acompañado durante todos estos años.
            En la escuela mi imaginación fue la detonante de muchos episodios que me han acompañado al largo de toda la vida. En los primeros años estuve acompañada por unos amigos excelentes, unos que todavía ahora recuerdo con cariño. ¡Gracias al Facebook recuperé el contacto con una de ellas!
            Quizás, de mi época de adolescente, lo que más marcó de verdad el rumbo que tomaría mi vida fue la maldita disortografía y los comentarios insistentes de las profesoras, esos que me condenaban a no saber escribir nunca y a olvidarme por completo de mi sueño.
            Hubo muchos más momentos álgidos y muy relevantes. Hay algunos que me sirvieron para entender la vida tal y cómo es y fueron el detonante de mi cambio de forma de actuar, otros que me impulsaron a seguir adelante y otros que guardo en la memoria con un cariño especial.
            Conocer al que hoy es mi marido marcó un antes y un después. Él me ofreció una estabilidad importante, una que me ayudó en el importante proceso madurativo que me ha llevado a mi yo actual. ¡Quizás por eso a los 23 años ya estaba casada y a los 25 tuve mi primer hijo!
            La llegada de los hijos es un paso importante en la vida de cualquiera y para mí no fue diferente. Era joven, un tanto inexperta y tenía muchísima ilusión. ¡Los primeros años fueron maravillosos! ¡Y también todo lo que ha venido después!
            Los niños han cambiado muchos de mis puntos de vista, me han ayudado a entender situaciones pasadas que nunca llegué a procesar bien, me han acompañado en un cambio de personalidad paulatino en el que finalmente triunfó el deseo intenso de crear y de luchar por un sueño.
            Ellos me han ayudado a ver el prisma de la vida de colores distintos. Los hijos te enternecen, sacan lo mejor de ti. Son unas personitas que crecen contigo, que te necesitan y que te toman de ejemplo. ¡Y tú debes encontrar la manera de darles ese ejemplo!
            Ahora mis influencias siguen siendo mis padres, mi marido, mis hijos y mi sueño. ¡Aunque sigo sin haber tocado todos los instantes importantes de mi vida! ¡Quizás algún día lo haga!
            ¡Pasad un gran día!

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