¡Qué mala pata!
¡Buenas tardes! ¡Parece que esto de irme a la montaña no me sienta muy bien
últimamente! Y, es que tal como dicta el título, he temido muy mala pata.
¡Jajajaja! Es para decirlo de alguna manera….
Bien, como este blog se
trata de escribir y explicar cosas, he decidido ir desgranando los sucesos de
hoy con una crónica. ¡Es que hay tanto que contar! ¡Tantas experiencias nuevas!
¡Tan mala pata! Aunque me lo estoy tomando con mucho humor, la verdad.
¡Vamos
allá! Hoy me he despertado en Estavar, en la casa que tengo en este pueblo
francés de La Cerdaña. Era temprano, pues teníamos previsto subir a esquiar y
pasar el día deslizándonos por la nieve. ¡Hay que amortizar el forfait de
temporada!
La casa todavía acusaba un
poco el intenso frío que nos saludó al llegar ayer por la noche, el exterior
estaba a siete grados bajo cero y el interior cerca de diecisiete. He abierto
los porticones del salón para observar cómo despuntaba un cielo sereno en lo
alto de las cumbres. No se apreciaba demasiada nieve en el paisaje ni la
posibilidad de que una tormenta la dejara para emblanquecer los parajes
silenciosos y mágicos que me rodeaban.
Mientras la casa dormía me
he arrebujado el jersey y he empezado a trajinar en la cocina para preparar un
buen desayuno. Mi mente ya circulaba por las pistas, con la ilusión de
encontrar un día soleado y sin resquicio
de aquel molesto viento de la última vez.
Una enorme taza de café
con leche humeante ha acompañado a cuatro rebanadas de pan con tomate y jamón
en dulce. ¡Qué bien sienta el café calentito de buena mañana! ¡Y qué genial es
tener mi iPad para ir haciendo sudokus mientras degusto mi desayuno en absoluto
silencio!
He despertado a mi marido
y a los niños a las ocho en punto, un poquito más tarde que de costumbre, y nos
hemos puesto en marcha tres cuartos de hora después para enfilar hacia las
pistas del Puigmal. El sol relucía claramente en las cimas para augurar un día
nítido, claro y perfecto. ¡Aunque el termómetro exterior marcaba cinco bajo
cero!
No hemos encontrado demasiada
circulación, parece que este fin de semana no hay demasiada gente en La
Cerdaña, ni tampoco había una cantidad importante de coches en el parking, por
lo que la mañana de esquí empezaba a tener muy buena pinta. ¡Además la
inversión térmica ha subido la temperatura hasta un grado!
Las primeras bajadas han
sido geniales: poca gente, sol, buena nieve y los cuatro juntos, disfrutando de
cada instante. Todo ha ido perfecto hasta que mi marido se ha quedado con Irene
en la parte alta mientras yo acompañaba a Àlex al lavabo. En una bifurcación
hemos decidido bajar por la roja en vez de la azul. ¡Es una pista que debo
haber hecho un millón de veces!
Parece mentira que le haya
dicho a mi hijo: “ves despacio” y haya sido yo la que no ha hecho caso de mi
propio consejo, porque cuando me he caído tras un bam sobre una placa de hielo
y he escuchado el catacrac de mis ligamentos he sabido de inmediato que mi
pierna derecha acababa de lesionarse.
¡Nunca antes me habían
bajado con una camilla! Y si no llega a ser por unos esquiadores solidarios que
se han parado a socorrerme todavía estaría allí tirada. ¡Y es que soy tan lista
que me he ido de casa sin el móvil! Así que gracias a que he sido socorrida por
unos altruistas mi hijo no se ha colapsado, hemos llamado a mi marido, me han
bajado en camilla y me han subido a una ambulancia.
Bueno, lo de la camilla ha
sido un poco angustioso. Iba temblando de pies a cabeza, me había pasado unos
veinte minutos esperando sentada en la nieve y tenía un frío de mil demonios.
¡Encima me dolía la pierna y me han tapado como si fuera una momia! Creo que el
frío se me ha quedado en el cuerpo porque ahora estoy frente a la chimenea y
sigo teniendo las manos heladas.
¡Vanos a mirar la parte
divertida! He ido hasta el hospital de Puigcerdà en ambulancia, con la bota de
esquí puesta y mi hija sentada al lado dándome la mano. Y he tenido mucha
suerte, porque sólo llegar me han atendido. Parece que tengo un esguince de
ligamentos y algo indefinido en el menisco. ¡Es que no acabo de entender la
jerga médica!
Me han vendado toooooda la
pierna, parece que la tenga como una butifarra, y me han llevado en camilla
hasta el coche. Ahora se me ha acabado el baile y el esquí para una
temporadita… ¡Esperemos que sea poquito tiempo!
¡Son gajes del oficio!
¡Pasad un buen día!
Ostres Pat! Fes bondat i deixa't cuidar eh!!! Que ens coneixem jajaa no vulguis forçar la pota tu ara!!!
ResponderEliminarCaray Pat!! Por lo menos que te lo tomas con humor. Esperemos que no haya terminado la temporada para tí. ¡Cuidate!
ResponderEliminarHola a los dos!!! La verdad es que estoy bien, un poco incómoda, pero bien. Ari, no me queda más remedio que dejarme cuidar, luego hago una foto de mi pierna y verás que aunque quiera no me puedo mover demasiado!!! José Antonio, es mejor tomarse rodas las cosas de la vida con humor!! Por mucho que me empeñe la rodilla no se curará antes por ponerme de mal humor!!!
ResponderEliminarGracias por loa ánimos!!!!
Un gran beso a los dos!!!!