Día de descanso
¡Buenos días!
La lluvia ya no aporrea el suelo de mi terraza, el sol brilla para iluminar un
día de fiesta en familia y la ilusión de descansar, escribir y pasear planea
curiosa sobre mi cabeza.
Me prometí
que esta vez viviría la espera sin ansiedad ni agobios. Desde que envié la
novela a la agencia he conseguido no pensar en ella, es un gran logro, aunque
quizás estos últimos días grises han desencadenado un conato de pensamientos
estresados.
Pero hoy el
sol me sonríe, me ha guiñado un ojo esta misma mañana, mientras abría la
persiana y canturreaba en silencio.
Ayer me tomé
el día de descanso. Decidí dormir un poquito más, sonreír nada más levantarme y
celebrar que hacía diecisiete años del sí quiero. Casi la mitad de mi vida…
Aunque si le sumamos los cinco años de noviazgo ya sobrepasa esa cifra…
Tenía
veintitrés años, los sueños frescos y radiantes, las emociones a flor de piel y
un sinfín de planes por cumplir. Recuerdo que mis compañeras de entonces me
preguntaron si no me asustaba dar el paso. No, lo cierto era que no tenía dudas
ni miedos ni ansiedades.
El día se
despertó nublado, la tarde anterior no paró de llover… Pero mientras estaba en
la peluquería, preparándome para el gran día, el sol asomó por detrás de las
nubes y reinó en una jornada perfecta.
Muchos de los
anhelos que me acompañaron ese día se han materializado. Di un paso al frente,
las circunstancias de la vida me obligaron a madurar a pasos agigantados y
llegué a mi vida de casada con las ideas claras y un grado de responsabilidad
importante.
Y sí, conseguí
uno de mis sueños de pequeña: casarme pronto, tener un niño y una niña a una
edad temprana y escribir mi primer libro antes de los treinta y cinco. Luego
las metas trazadas de joven se distorsionaron, caminé zozobrando hacia un
destino incierto y la realidad me vapuleó en muchos instantes.
Creo que ese
camino fue otra forma de madurar. Ahora veo las cosas desde un prisma
diferente, uno que me ofrece la serenidad suficiente para afrontar mis propios
sentimientos y analizar con cuidado las situaciones. Y no, no quiero pasarme la
vida esperando ni creyendo ni anhelando, pero tampoco quiero tirar la toalla.
Ahora me toca
reflexionar acerca de esas afirmaciones. Siete años de esperas y largas son
muchos, pero yo decidí dar otra oportunidad en ese sentido. No quiero
plantearme si hice mal, sencillamente dejarme guiar por los acontecimientos. Tengo
una cita ineludible con el destino en 2015, ese año uno de mis libros verá la
luz en papel y ese momento será el mejor para aventurarme a lo desconocido.
Ahora me voy
a vestir, que en una hora viene mi hermana y nos vamos con los niños al museo
de los inventos…
¡Feliz día! J
Yo también he tenido un día de descanso por estos mundos conectados, pero ha sido por culpa de la cobertura ;-)
ResponderEliminarPero no quería dejar pasar el día sin leerte :-)
Una muy FELIZ noche.
¡Pues mil gracias Pilar! ¡Y muy buenos días! :-)
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