En busca de las palabras
¡Buenos días!
Un martes más en el paraíso… Nubes, fresco, agobio… Grrrrr, en unos minutos me
voy al dentista y solo con pensar en la aguja en mi encía se me revuelve el estómago…
Soy una miedica cuando se trata de inyecciones…
Llevo unos días
apática con la escritura. No tengo ganas de internarme en los mundos de los
personajes ni interactuar con ellos ni caminar de la mano de las tramas, aunque
ellas se empeñan en llenarme la cabeza constantemente. Creo que mi inspiración
es un ente caprichoso y extraño que está ligado a muchos factores, y uno de
ellos es la realidad que me envuelve.
Prometí que
las esperas no me angustiarían, y de momento lo consigo día a día. Aunque no
puedo evitar que esa falta de noticias me bloquee a la hora de continuar con
LMR. Es algo ajeno a mí, una corriente de aire que me sacude cuando encuentro
un ratito para aporrear el teclado y deja la hoja en blanco frente a mí, yerma
de palabras.
No puedo
forzar los párrafos ni las escenas ni las situaciones, sencillamente me dejo
llevar por las ideas que bullen en mi mente hiperactiva. Y cuando la realidad
me expresa claramente que de momento nada cambia, el manantial que brota con
facilidad en otras ocasiones se seca.
La
experiencia me dice que no hay de qué preocuparse, sé que la Musa regresará, y
lo hará con fuerza. Antes solía angustiarme cuando la hoja del Word permanecía
blanca durante más de diez minutos o cuando buscaba una distracción que me
alejara del ordenador. Ahora sonrío, vivo y disfruto de cada instante de mi día.
En casa me
dicen que vivo en Los Mundos de Yupie,
que no soy capaz de darme cuenta de las desgracias que nos rodean a veces y que
parezco ajena a muchas circunstancias que encuentro en el camino. Bueno, no es
exactamente eso, más bien es que intento apartar las cosas negativas para
quedarme únicamente con las positivas.
No me gustan
las peleas ni los malos rollos. No soy muy docta a la hora de contestar puyas,
así que intento no meterme en medio de discusiones. No suelo contestar a las
subidas de tono en las redes sociales ni inmiscuirme en las disputas. Últimamente
hay demasiadas… Así que prefiero seguir en un mundo aparte, acompañada de
optimismo y felicidad.
Me encanta
escribir una entrada cada mañana, de madrugada, cuando mi casa duerme. La
guardo en el borrador del blog y la programo para que se publique más tarde, así
cuando llego a la oficina tengo unos minutos para retocar el texto antes de
colgarlo. Me encanta que mi blog sea una especie de diario personal donde dejo
constancia de mis anhelos, de mis alegrías y de mis tristezas.
Hubo un
tiempo en el que deseaba vivir de mis palabras. No renuncio a ese sueño, aunque
lo relativizo. De momento vivo de los números y me ilusiono con las letras. No
sé si soy buena o mala escritora, cada día es un aprendizaje, cada novela es un
peldaño más hacia la mejora, cada corrección me aporta una nueva visión de los
manuscritos.
A escribir se
aprende escribiendo y leyendo, diseccionando textos, descubriendo el porqué de
una coma o de una metáfora. Esta pequeña entrada diaria me aporta soltura a la
hora de enfrentarme con el papel en blanco y me ayuda a continuar con el
aprendizaje necesario para tirar hacia delante mis novelas. ¡Así que viva el
blog!
¡Feliz día! J
No dejes de escribir cada día, lo mismo da que sea en el blog que en tus libros...
ResponderEliminarPor cierto, yo no puedo ver una aguja ni en la tele: cierro los ojos sistemáticamente ;-)
FELIZ día.
Eso hago, escribir un poquito cada día y no desesperar como antes, ¡me gusta aporrear el teclado! Bien pot to móvil nuevo, seguro que disfrutarás muchísimo con las aplicaciones. ¡Feliz día! :-)
EliminarPat, ánimos, que hay mucha Pat ahí dentro.... Nos vemos muy pronto!
ResponderEliminar¡Gracias Lola! Por suerte ánimos no me faltan, solo son las palabras que de momento se han ido de vacaciones... Pero ya volverán. ¡Feliz día!
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