Busca tu ventana
¡Buenos días! La vida sigue, siempre hay mil
nuevas y apasionantes experiencias esperando para atraparte. Cuando una puerta
se cierra se abre una ventana en otro lugar para ofrecerte aire limpio.
Ayer fue un día estresante, de aquellos en los que
desearía estar enferma en la cama para no enfrentarme a reuniones de más de
tres horas ni a la ansiedad de no poder prepararlas como toca. Apenas conté con
tiempo para respirar y solo pensaba en tomarme un Toblerone, un helado de
chocolate o cualquier otra variedad de chocolate para calmarme.
Fue impresionante, terminé una de las reuniones,
la más larga, y dos de mis compañeros del despacho me habían dejado un
Toblerone sobre la mesa. Estos pequeños gestos me levantan el ánimo y consiguen
una ancha e inmensa sonrisa. Es maravilloso trabajar rodeada de gente con un
gran corazón.
Otra de mis sorpresas fue la agradable
comunicación de una blogger a la que conocí durante el Encuentro RA. Se trata
de Carmen, la administradora de Libros escondidos (enlace). Os invito a descubrir
sus reseñas, son buenas, de las que me gusta leer.
Carmen me compró dos libros y se unió a mis beta.
Es genial. En este momento del partido solo deseo tener lectores, aunque sea
así, sin ganar ni un céntimo. Porque lo más importante es escuchar sus críticas,
saber qué piensan de lo que escribo y, sobretodo, encontrar formas de mejorar
los manuscritos.
Le pasé CDTEAT. Yo sigo con UDMST y voy hilvanando
en mi mente NPVST. No tengo claro cómo voy a llamar a esta serie, dudo entre
varias ideas, pero no acabo de decidirme.
Ayer llegué a casa tarde, ansiosa, sin demasiada
inspiración y con los sentimientos revolucionados. Hace un tiempo descubrí cómo
afrontar esos momentos: abro el YouTube y me engancho a ver vídeos de la pareja
que me inspira para dar vida a Julia y a Zack.
Los he visto todos, una y otra vez, en plan obsesa,
pero nunca me canso de repetir. Es como mi manía de escuchar una canción en
bucle mientras escribo, sin detenerla nunca, porque consigue sacar a flote mis
sentimientos y darme pistas para planear cada una de las escenas.
Lo más curioso de todo es que al terminar la
novela esa canción o esos vídeos no vuelven a servirme, es como si cada
manuscrito tuviera su canción, su pareja, su tono. Y lo mejor es que hace un
tiempo compilo la música en una lista de Spotify con las siglas de la novela, y
la escucho sin parar durante las horas de trabajo, al llegar a casa, al
escribir. Cuando pongo fin en el papel la abandono y paso a una nueva playlist.
En la vida hay que hacer lo mismo, si algo se
termina se archiva y se inicia una nueva aventura.
¡Feliz día! J
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