Escribir en cualquier parte
¡Buenos días! Los viernes me invade la emoción al
levantarme. Es la promesa de unos días de serenidad para dedicarlos a novelar,
a corregir, a leer, a avanzar en las mil tareas que me llenan de felicidad.
Estoy abducida por Julia y Zack. Cada día me
alegro más de la idea de mi lectora beta de no limitarme a un solo libro. Es
mágica esta historia, como mínimo para mí. Cuando un amor es prohibido la
tensión entre los personajes llega al lector, deseas verles juntos, superar los
obstáculos, conseguir que algo imposible se vuelva posible.
En este caso lo logré en la primera novela, y
necesitaba ingredientes para esta segunda. Escribir una primera parte pensando
que será única me obliga a ir cambiando algunas cosas ahora. Trabajo con los
dos manuscritos abiertos, con búsquedas continuas en CDTEAT para no fallar en
UDMST.
Me pasaría el día enredada en los brazos de los protagonistas,
hilvanando cada giro, dándole vueltas a esos flecos que me quitan el sueño,
dándole color a una trama intensa. Pero mis obligaciones laborales y personales
me lo impiden.
Ayer descubrí una utilidad de mi iPhone que me
parece increíble. Tenía una reunión en el colegio de mi hijo a las seis de la
tarde. Al llegar nos informaron de que se retrasaba hasta las siete. Algunos
padres se fueron a tomar algo y otros se quedaron charlando en corros. Yo me
senté en uno de los sillones de la entrada, abrí el iPhone y probé el Word que
esa misma tarde me había bajado en la oficina para editar mis textos cuando
pudiera.
No sabía
qué esperar de la aplicación, escribir con el móvil me parecía una locura. Pero
funcionó. Empecé a teclear con los pulgares, como si estuviera escribiendo un
Whatsapp y las palabras salían con la misma facilidad que en el ordenador.
Mientras las conversaciones subían de volumen a mi alrededor yo me trasladé a
Texas, en compañía de Ju, y escribí un folio de sus vicisitudes.
Supongo que
es un poco friki. En fin, ya os lo dije en otro de los posts, tengo ese punto. A
veces bromeo y digo que estoy fatal, porque soy muy feliz con esa capacidad de
abstraerme del presente para novelar. Nadie sabía qué hacía, mi hijo solo hace
dos años que va a esta escuela y tiene dieciocho años, ya no voy a buscarle… Apenas
conozco a uno o dos padres de vista.
Debían pensar que era una adicta a escribir
Whatsapps…
Es mágico. Los libros contienen todos los
ingredientes necesarios para hacernos vibrar, sin ellos no podríamos soñar ni
viajar con la imaginación ni convertirnos en alguien distinto por unas horas.
Viviría solo de letras, de leer y escribir, de
escuchar música, de ver escenas intensas en la pantalla. Si pudiera irme a una
isla desierta solo con mi ordenador, cuatro bañadores y unos cuantos pareos…
¡Soñar no cuesta dinero!
¡Feliz día! J
Yo descubrí el potencial del móvil para escribir cuando terminaba mi última novela y fue todo un descubrimiento. Además también vi que le podía dictar. Es que ya no hay que teclear!! Menudo invento. :)
ResponderEliminarEsta misma tarde pruebo lo de dictar. ¡On fire! ¡Un beso, Menchu!
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