Desconexión vacacional
¡Buenos días! Me separan poquitas horas de las
vacaciones. Tengo la maleta llena de ilusiones, el corazón cargado de
esperanzas y unas ganas locas de sonreír a todas horas.
Ayer nos invitaron a mi marido y a mí al estreno cinematográfico
de Mi gran boda griega 2. Antes de
entrar en el cine nos encontramos a un señor muy bien vestido que se acercó a
nosotros y nos pidió que le compráramos comida para sus hijos. Se me encogió el
corazón. Era un hombre educado, aseado y con una expresión angustiada. Entramos
en el Burger King de enfrente del cine y le pedimos dos hamburguesas completas
para que se las llevara a su casa.
No tengo ni idea de si era verdad que tiene dos
hijos ni si realmente está en el paro y no consigue llegar a final de mes, pero
cuando alguien me para por la calle y en vez de pedirme dinero me ruega un
bocadillo no tengo capacidad para negarme, porque comer es algo básico y no
sería humano darle la espalda a los necesitados de esta manera.
Bajé las escaleras para acceder a las salas del
cine con tristeza. Me encantaría tener una barita mágica para ayudar a todas
las personas a las que la crisis les ha arrebatado su sustento, es tan injusta esta
situación.
La película me gustó, consiguió arrancarme algunas
carcajadas, aunque he de reconocer que la primera parte fue mejor, quizás
porque era la novedad. Al final hay un baile de promoción y dos jóvenes bailan All of me. A veces hay señales que solo
unas pocas personas pueden entender. Si algún día llego a publicar CDTEAT
entenderéis qué significa esa canción, porque en ese momento averigüé una
escena esencial en UDMST.
Esta semana se ha llenado de revelaciones, instantes
álgidos y un sinfín de nuevos y excitantes acontecimientos que me llenan de
energía positiva. Me voy de vacaciones con la intención de terminar uno de mis
proyectos más ambiciosos mientras delineo el otro, con la emoción de tener
muchísimas cosas para contar a la vuelta.
Nunca se debe perder la esperanza ni dejar de
luchar por levantarse un día y acariciar con las manos la felicidad. Me voy a
pasar los diez días de vacaciones acompañada por dos parejas maravillosas, con
la intención de darles una historia memorable y la felicidad de ser parte de un
sinfín de sensaciones.
Leer, escribir, corregir, escuchar música,
compañía familiar y esquiar. ¿Qué más se puede pedir? Sin Internet, sin
distracciones, sin otra cosa que felicidad, frente a la chimenea por las
tardes, con la mente enredada en tramas donde el amor triunfa.
Os deseo unos felices días, volveré el veintinueve
de marzo, a ver si entonces tengo el baúl lleno de recuerdos preciosos.
¡Feliz día! J
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