Copacabana, Ernusie.. Perdida en la niebla
¡Buenos días! Vamos a ir a Puerto Rico un rato, a descubrir
alguna cosita del Copacabana, de Sussie, de Ernesto, de su mundo… Con todo el
trasiego de la trilogía, los mensajes que recibo, las reseñas, la publicación
de UDMST en mayo y el trabajo apenas he tenido tiempo de hablaros de Perdida en la niebla.
¿Cómo decido las localizaciones de mis novelas? ¿Por qué
Puerto Rico? ¿Un bar en playa? ¿Una inglesa? ¿Un español? Estas son algunas de
las preguntas de mis amigas…
Al empezar la novela no tenía claro donde sería. Escribí el primer
capítulo (el prólogo vino muchísimo después) y mientras le daba vida ese primer encuentro de Sussie y Ernesto supe
que era en algún lugar cálido, con clima tropical, olas, surf y la serenidad
del oleaje meciendo la orilla.
Continué con el segundo capítulo sin todavía ubicar la
historia. Descubrí cómo era Ernesto, su pasado dedicado por completo a vivir al
máximo, esa despreocupación natural a definir su futuro y su afición al surf.
Ahí empezó mi rastreo por Internet… Una playa de Latinoamérica donde se
practicara el surf… Debía ser cerca de EEUU, donde se relacionaran en
español tener buenas olas, ser idónea…
Durante una media hora descarté muchísimas opciones hasta que
llegué a Rincón en Puerto Rico. Cumplía los requisitos, era un lugar
inexplorado por mí y me pareció un destino
perfecto para Sussie tras salir de Cambridge, una playa donde nunca hace frío.
Ella es una mujer marcada por un pasado difícil, necesita la
calidez del trópico, esas largas conversaciones con Ernesto en su porche frente
al mar, acompañada de una copa, sin dejar de escuchar el melódico oleaje romper
en la orilla, oliendo el caliche marino, dejándose acariciar por la brisa cargada
de salitre…
Él nunca ha sufrido por el futuro. Tiene dinero, capacidad para
decidir vivir sin preocuparse por cómo pagar las facturas, frescura, una
sonrisa constante y un negocio que le hace feliz. Conocer a Sussie cambia su
manera de avanzar en las relaciones y se lanza de cabeza sin pensárselo.
El entorno es idílico. Pasan las mañanas en la playa, sobre
las tablas, aprendiendo a compartir los minutos. Las noches trabajan juntos en
el Copacabana sirviendo cócteles, escuchando la música, mirándose, sintiéndose…
Ese bar en medio de la playa está lleno de vivacidad, con una decoración
caribeña, mesas sobre una tarima de madera. Es el escenario de muchos
instantes.
No puedo explicar de dónde salió la idea del Copacabana… Fue
una inspiración repentina al escribir el primer capítulo, de repente lo vi y me
encantó la idea… Era algo diferente a lo que había hecho, un escenario perfecto
para la historia que empezaba a tomar cuerpo en mi mente, y me lancé sin
pensarlo demasiado, dejando una huella escrita.
¡Feliz día! J
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