Aprender
¡Buenos días! El fin de semana me
ha servido para avanzar muchísimo en mis proyectos literarios. Mandar el último
borrador de una novela a los beta siempre
me produce un cúmulo de sensaciones encontradas. ¿Gustará? ¿Estará bien medida?
¿Tendrá el suspense necesario para atrapar a los lectores?
Saber que hay un grupo de
personas dispuestas a darle una oportunidad a mis novelas, con la intención de
encontrar los fallos de concordancia y los detalles flojos, es algo importante
en mi vida, porque cuando tengo la novela en la cabeza y la escribo siempre
puedo dejar flecos que en un primer momento no veo.
Me propuse mandar Perdida en la Niebla el sábado y lo
conseguí. Ayer me pasé el día con Duo,
necesitaba modificar algunos pequeños detalles de la primera parte. Espero que
en un par de semanas este manuscrito esté listo para empezar su periplo hacia
las estanterías. Ya ha pasado por las expertas manos de mis lectoras y lector beta y yo le habré dado la última
vuelta.
Corregir me cuesta… La pasión que
me invade cuando creo una historia no es la misma que al leer las páginas en
busca de errores. Aunque he de admitir que me gusta releer mis escritos, darme
cuenta de cuáles son mis fortalezas a la hora de construir una trama y cuáles
mis defectos.
Para mí es importante tener críticos,
personas que buscan más allá de lo básico y se hacen preguntas. A veces, cuando
sale una reseña negativa de una novela, me duele, pero a los pocos minutos
empiezo a discernir el camino a seguir para que esos fallos no vuelvan a
repetirse.
La importancia de escuchar a los
demás, de saber hasta dónde sus impresiones pueden darte una visión positiva de
cómo avanzar en el tortuoso mundo de la creación, es vital para aprender. A
escribir se aprende escribiendo, leyendo, absorbiendo los consejos ajenos,
observando el mundo que te rodea…
Tras muchísimos años de picar
piedra ahora he llegado a un punto en el que en pocos meses consigo un
manuscrito pulido y terminado. Es maravilloso alcanzar este objetivo, algo que
hace años deseaba con intensidad y que por fin se ha convertido en un hecho.
Aunque no hay que perder de vista una realidad: los manuscritos siempre se
pueden mejorar.
No sé si conseguiré que una
editorial crea en las novelas que he escrito estos últimos veintidós meses,
pero no me agobia como antes, porque siempre me queda Amazon… La experiencia con
Ecos del Pasado me ha devuelto la
credibilidad en ese medio, el libro se vende, a pesar del paso del tiempo,
sigue dándome alegrías diarias…
¡Feliz día! J
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